El temor a Trump es temor al Estado

 

Humberto Martínez

Miembro del Consejo Ejecutivo y Coordinador del Blog de Estudiantes por la Libertad

Artículo publicado originalmente el 20 de enero del 2017, se vuelve a publicar tras cien días del gobierno de Trump.
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Mientras estas líneas son escritas transcurre la coronación de Trump: él será a partir de hoy, y durante los siguientes cuatro años al menos, el cuadragésimo quinto Presidente de los Estados Unidos de América. Y aunque no posará una corona física sobre su cabeza, eso no le impedirá sentirse como Rey y tratar a los que le rodean como sus súbditos. Eso es totalmente entendible, y en nada se diferencia en ese aspecto de los 44 individuos que antes que él detentaron ese puesto. Puesto de alto mando, de impresionante poder y de amplísimo control. Lo que sí le hace ligeramente diferente de varios de los antiguos presidentes de esa nación es su particular manera de ser público: notablemente irrespetuoso, claramente xenófobo, repetidamente misógino, abiertamente deshonesto y con algunas otras aptitudes de semejante índole que le hubieran costado la presidencia a muchos candidatos en el pasado.

          Se suele decir que los así llamados “Padres Fundadores” de Estados Unidos habían formulado el sistema electoral de ese país de modo tal que se pudiese evitar la llegada de candidatos “no calificados” a la silla presidencial. Existe la posibilidad de que Donald J. Trump podría haber sido eso que ellos entendían como candidato no calificado. Ante esta situación he escuchado a muchas personas, incluidos amigos cercanos, estudiantes, padres y madres de familia, conductores de Taxi y UBER, y también académicos, preguntarse “¿cómo es que llegamos hasta aquí?”. Su pregunta resultaría sorprendente si se considerase el hecho de que radico en México y que la mayoría de las personas de las que hablo no eran estadounidenses, sino personas que viven fuera de las fronteras de ese país y que, en muchos casos, ni siquiera han puesto pie nunca dentro de ese territorio. Y dije “resultaría sorprendente” puesto que en realidad no sorprende. ¿Por qué?

          No sorprende porque los individuos, independientemente de su lugar de origen, comprenden, al menos de manera práctica, el poder que es capaz de ejercer Estados Unidos como país, y el que puede ejercer su presidente como individuo. Digo de manera práctica porque relativamente pocos se darían a la tarea de investigar, por diversos motivos, las capacidades efectivas que tienen los presidentes estadounidenses de manera unilateral, es decir, por sí solos, sin que tengan que contar con la aprobación del Congreso ni con la de nada ni nadie más. Es decir, esa pregunta no sorprende porque la situación verdaderamente les preocupa. Detrás de su “¿cómo es que llegamos hasta aquí?” se esconde una preocupación sincera: se esconde un sincero temor. Temen.

          Temen. Le temen. Pero no le temen a Trump. Ellos sienten que le temen a Trump, pero eso no es cierto: le temen a Estados Unidos y a su presidente. Le temen al poder que es capaz de ejercer una nación y a su líder. Trump es tan sólo un líder más de esa nación. Trump es tan sólo un Jefe de Estado más. O, como se dice en inglés: head of State. Es decir “cabeza de Estado”. Le temen al poder que el “cabeza” de Estado puede ejercer. Le temen a la cabeza del Estado. Y le temen también a todo su cuerpo. Le temen al Estado. Le temen al Estado y al poder que puede ejercer contra ellos. Le temen al Estado y al monstruo que representa. Le temen al “monstruo más frío de todos los monstruos fríos” como le llamara Nietzsche, en voz de Zaratustra.

Estado se llama el más frío de todos los monstruos fríos.
-Nietzsche, Así habló Zaratustra

          Así pues. El temor que tantas personas sienten. Personas de tan distintos lugares, de tan diferentes razas, de las más variadas creencias, con las más dispares pasiones. No es temor a Trump. Es temor a lo que alguien en ese puesto, con todas esas posibilidades a su alcance, con ese poder, sería capaz de hacerles a ellos como individuos. Que se percaten de su temor sólo ante el tipo de personas al que los Padres Fundadores se referían como “no calificado” no modifica para nada el hecho: el individuo teme al Estado. Y con justa razón.

 


Este artículo expresa únicamente la opinión del autor y no necesariamente la de la organización en su totalidad. Students For Liberty está comprometida con facilitar un diálogo amplio por la libertad, representando opiniones diversas. Si eres un estudiante interesado en presentar tu perspectiva en este blog, escríbele al Director del Blog de EsLibertad, Humberto Martínez, a [email protected].

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