¿Intereses colectivos o individuales?

Sandra Cárcamo

Miembro del Equipo de Bloggers de Eslibertad 

Artículo publicado originalmente el 27 de enero del 2015.

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Un suspiro alentador e inspirador se me escapó al leer aquella pregunta que asimilé como un reto personal. Ya muchas situaciones cotidianas me inquietaban los pensamientos entorno al mismo tema. “¿Por qué pensar en los intereses individuales sobre los colectivos?”, fue la pregunta que configuró en mi mente un momentáneo destello de ideas y argumentos, lo que aventuró este viaje de motivación, ansiedad y compromiso para transmitir mi filosofía sobre el individualismo.

          El colectivismo es un término que hace alusión al rol de la sociedad como un todo, en donde cada “individuo” que la compone es igual y dependiente de los otros. El colectivismo se basa en la idea del “bien común”, buscando el progreso de la masa en primer lugar, siendo el bienestar del individuo un elemento secundario y dependiente del primero.

          Mientras que el individualismo, por defender el desarrollo de talentos individuales, se ve egoísta y negativo; el colectivismo es considerado sinónimo de altruismo y de progreso. Sin embargo, este debate se ha visto reglado por parámetros poco razonables y más bien populistas y demagógicos.

          Tomemos un ejemplo simple: cualquiera que escribe, puede pensar en muchas formas de cómo introducir una columna, qué ideas tratará y cómo la concluirá. La fórmula “maestra” que encontrará al final será relativa, subjetiva e individualista. El texto estará reglado bajo parámetros personales, con ideas propias y pensamientos demasiado arraigados a las percepciones, experiencias y conocimientos del autor. Incluso, aún así dos hermanos gemelos se sentaran a escribir sobre el mismo tema es imposible que escriban exactamente lo mismo. Nadie piensa igual.

          Entonces, para éste debate, es indispensable recalcar que no somos iguales. Partamos de la idea primordial de vernos como individuos. Una vez adoptada esa forma de vernos, el ángulo de nuestro análisis será más aterrizado a la realidad; que a una utopía de banalidades y esperanzas insípidas de ser iguales –porque necesariamente al hablar de intereses colectivos, hablamos de intereses comunes, intereses iguales–  en donde la creatividad, la innovación y la diversidad se ven en la obligación de, paulatinamente, borrarse del plano.

          Más allá de eso, ¿es posible que exista verdaderamente un interés colectivo? Si te ofrecen bebida a un amigo y a ti, y en la bandeja solo hay una soda y vaso de jugo de naranja, y tú adoras el jugo de naranja ¿Qué elegirías? Cualquier elección es individual. Podrías pensar que ceder el jugo de naranja a tu amigo no sería individualista porque estarás pensando en el bienestar de tu amigo, pero resulta sí lo es. Tuviste el interés individual de beneficiar a tu amigo (interés que no necesariamente será compartido por éste último).

          Además, hay que tomar en cuenta que las preferencias también son individuales. Tomando el ejemplo anterior, bajo tu  idea, el jugo de naranja es mejor, pero quizás para él no, Y así, nos enfrentamos a un problema de coordinación de preferencias al momento de configurar “intereses colectivos”.

          En el campo político, el término “individualismo” suele ser satanizado, pero en realidad, lo individual es un aspecto social que debe conocerse y asimilarse de esa forma: la sociedad no es más que una creación individual, está compuesta por individuos.

           Hablar de individualismo es la aceptación de que, por naturaleza, somos diferentes y que no hay persona que sea igual a otra, a menos que hablemos de ver al individuo bajos los ojos de Dios y la justicia. Girar el visor hacia caminos estrictamente colectivos necesariamente obviaría nuestro valor agregado, esas características peculiares que nos hacen ser nosotros.

          En la medida que cada ser humano se entienda a sí mismo como un individuo y no como una masa comprenderá la importancia de sus actos, y su creatividad inherente que saldrá a flote. Y a través de la tolerancia, la diversidad se traducirá en progreso, y sí: progreso social, porque a través del desarrollo y progreso de los componentes sociales –esto es, los individuos–, la sociedad avanzará también.

          Apostemos a defender intereses que vayan en pro de la individualidad, en lugar de esperar a que todos aspiremos a lo mismo. Recordemos que quien está interesado en promover colectivismo, también tiene sus intereses individuales…


Este artículo expresa únicamente la opinión del autor y no necesariamente la de la organización en su totalidad. Students For Liberty está comprometida con facilitar un diálogo amplio por la libertad, representando opiniones diversas. Si eres un estudiante interesado en presentar tu perspectiva en este blog, escríbele al Director del Blog de EsLibertad, Humberto Martínez, a [email protected].

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