Más allá del “sí” al matrimonio homosexual

Mariano Radusky

Coordinador Local de Estudiantes por la Libertad Argentina

Artículo publicado originalmente el 04 de agosto del 2015.
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El pasado 26 de junio la comunidad LGBT salió a celebrar el fallo de la Corte Suprema de Estados Unidos. Un ápice de libertad se implantaba en la primera potencia mundial, se permitiría a los homosexuales consolidar formalmente sus relaciones.

          Es preocupante el hecho de que un grupo de individuos tenga que  celebrar el reconocimiento legal de algo que no es un regalo del Estado, sino un derecho, como si se tratase de un esclavo en la Antigua Grecia que es liberado por permiso de su señor.

          Por eso, no es sólo a celebrar por lo que debemos salir a las calles, sino también a exigir que el Estado no se involucre en nuestras relaciones, privatizando así los contratos entre personas y reconociendo que se nos trate como individuos racionales y capaces de tomar decisiones.

          Es increíble cómo se ha inculcado en la sociedad que las personas no son capaces de tomar sus propias decisiones. Parece ser incompatible salir a la calle a defender una liberación íntegra, una liberación del individuo, en última instancia, de la mente. En general, la sociedad de hoy parece dividida de una forma similar a lo que Nolan representó en su diagrama, en el cual se incluyen el concepto de la libertad económica y social como conceptos separables.

          Si adoptamos la libertad, querrá decir que aceptamos los conceptos de individualidad. Aceptar lo anterior implica que cada miembro de la sociedad es único y un fin en sí mismo, con intereses personales y egoístas, por el hecho de ser individuos. Al aceptar a los individuos como tal, y comprender la diversidad que esto implica en la toma de decisiones, por lógica no queda otra opción que aceptar que un individuo es el único capaz de decidir sobre sus preferencias a la hora de asociarse y comprometerse.

          Si se entiende que una persona es capaz de tomar esa decisión, entonces no es posible discriminar un acuerdo matrimonial. De ser así, sería una contradicción, pues se estaría afirmando que el ser humano como individuo no es capaz de relacionarse y emitir juicios sobre los acuerdos a los que llega. Si aceptamos los términos opuestos, es decir, el que somos masas incapaces de cuidar de nosotros mismos, debemos aceptar que no hay inteligencia, voluntad y capacidad de juzgar lo que es bueno o malo para uno, que nuestras vidas no pueden estar en nuestras propias manos porque somos nuestra propia autodestrucción, y que por lo tanto, la responsabilidad de vivir nuestras vidas debe ser delegada a algún ente superior que decida por nosotros, aunque sus decisiones no nos convenzan.

          Es importante celebrar que los individuos puedan disponer de mayor libertad en una de sus facetas, pero tan importante como eso es exigir no sólo una parte de ella, sino toda. Una persona no dispone plenamente de su capacidad de elección si el Estado aún se involucra en las asociaciones que puede establecer. Más allá del “sí” al matrimonio homosexual, la batalla por la liberación íntegra del individuo debe continuar.


Este artículo expresa únicamente la opinión del autor y no necesariamente la de la organización en su totalidad. Students For Liberty está comprometida con facilitar un diálogo amplio por la libertad, representando opiniones diversas. Si eres un estudiante interesado en presentar tu perspectiva en este blog, escríbele al Director del Blog de EsLibertad, Humberto Martínez, a [email protected].

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