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Hay algo que al socialismo se le debe reconocer desde siempre, y es su excelente forma de mantener ocupada a una cierta parte de la población, justificando su proceso natural de fracaso en la praxis. Pero debo advertir que cuando hago referencia a fracaso, no estoy empleando el significado objetivo de esa palabra como aparece en cualquier diccionario: suceso adverso o inesperado. Por el contrario, me refiero específicamente a la relación humana derivada ex ante y ex post del “fracaso”. Sólo así, se puede entender el rasgo reiterativo del socialismo en las sociedades. Por lógica habitual, los individuos tienden a dejar a un lado aquello que fracasa. ¿Por qué no así con el socialismo?
La respuesta, puede que sea diversa según la metodología de preferencia. Sin embargo, cuando se evalúa al socialismo bajo un ejercicio neutral, es decir, evitando los fervores que desatan su apoyo o rechazo -por muy difícil que sea-, es posible llegar a la siguiente conclusión: a eso que llamamos fracaso,para todo tipo de socialismo, significa realmente dos facciones; por una parte es fuente de su propia existencia y por otra implica al mismo tiempo su conveniente “renovación” (retroalimentación). Allí, por más que me cueste, mi reconocimiento al catastrófico socialismo/colectivismo.
Acudo a la simbología matemática para dilucidar dudas. Si Ud. se encuentra con una función tal que S=f + m [i], e intenta, como los ingenieros, poner en práctica dicha ecuación (un “vigoroso socialismo”, promulga que las sociedades y su funcionamiento productivo pueden ser óptimamente planificadas), y al cabo de un tiempo, aplicada tal cual la fórmula, consigue en la realidad que f= S – mom= S – f. Pues, sin atavismos, Ud. ha logrado un éxito total tanto en la formula usada como su aplicación.
En este sentido, no es que el socialismo en general fracasa, sino que todo socialismo intencionalmente está diseñado para fracasar. Ello es así, porque las mentes creadoras de ese sistema son conscientes de la atracción que tienen las masas por lo inusitado, la respuesta generada de saber que en un lugar “S” los caballos vuelan, para nada será igual a la respuesta de estar al corriente que en otro lugar “C”, los caballos galopan. ¿Cuál genera mayor expectación en la población?
Así pues, sin importar la dimensión temporal ni gradualidad de la ejecución socialista en una nación, una vez se le da rienda suelta al colectivismo socio-productivo (entiéndase, aplicar la fórmula anterior), comienza a florecer todo tipo de control político e individual, ampliación de la brechas entre necesidades y posibles alternativas de solución, rezago de las ideas y aumento de la miseria material-espiritual. Por favor, no me crea a mí, es preferible acudir a una obra llamada Le livrenoir du communisme. Crimes, terreur, repression (traducido al español como El libro negro del comunismo, coordinado por el francés StéphaneCourtois).
Estos últimos resultados indeseados, ante los ojos de un libertario, son crasos fracasos; pero fracasos según la cuantía de los perjudicados, no según la cuantía de los diseñadores-ejecutores. Por tanto, el socialismo valiéndose de esos fracasos, culpa al ejecutor más no al sistema, pues el sistema es construido como plan perfecto. De no culpar al ejecutor, entonces se reprocha al medio resiliente de las élites, empresas o personas ¡Jamás se reprocha al sistema en sí! Y con toda razón, pues los cimientos socialistas no han sido otros, que la de ser una querella al sistema “triturador” capitalista, para nada ha tenido alguna vez la intención de convertirse en un sistema propositivo o alternativo al “sistema salvaje”.
En otras palabras, la función socialista se limita a la queja continua y programática, de allí no pasa, porque al pasar cae lamentablemente en lo utópico. La utopía, curiosamente genera en ciertos individuos y en ciertos intervalos de tiempo un elevado sentimiento de persistencia, sin medir las consecuencias de ese empeño. Algo así como ¡en persistir está la clave!
Por ello, difícilmente observamos a personas pregonando: I Love Capitalism. Pero como abundan aquellos: “I Love Socialism”.
Finalmente un ejemplo, imagine un edificio ya construido (finalizado), ahora imagine un grupo de personas al pie del edificio diciendo hasta al cansancio que se va caer el edificio porque el piso X presenta fallas (imprima sensacionalismo), y así pasan los días, años y décadas. Para desdicha de esa gente, nada que se cae ese edificio, y algo peor, no solo existe ese edificio inicial, sino “n” cantidad de edificios con mayores avances tecnológicos en la construcción respecto al original.
Así, estimados lectores, se les va la vida a todos los socialistas, pendientes de un edificio construido o construyéndose para resaltar sus altas probabilidades de venirse al suelo (implícitamente ellos ruegan de que el edifico no caiga, quedarían sin oficio). Que a Karl Marx, se le tergiversó su obra y legado, que a Lenin no le dio tiempo, que Stalin un gran camuflado (pobre Leon Trotski), que a Mao Zedong le fallaron los campesinos, que el pacto de Varsovia se vició, que Hoxha se volvió paranoico con su Sigurimi y un vasto si fin más.
¡Mis respetos por inquebrantable persistencia señores socialistas!
Notas:
[i]En la ecuación planteada, se tiene que; la S hace referencia al socialismo. La f implica fallacy y la m mistake. Notará entonces que el socialismo es la sumatoria de falacia más error. Haciendo uso de la lógica matemática; cuando al socialismo se le sustrae el error (m), da como resultado una falacia (f). Pero si al socialismo se le sustrae la falacia, el resultado es un error (m).
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