Existen diversas ramas del feminismo. Pero el feminismo libertario se distingue sobre todo por su escepticismo hacia el estado.
Ningún sistema de gobierno puede esperar sobrevivir por mucho tiempo la indiferencia explícita de la ley y el principio que regularmente, el gobierno de Estados Unidos exhibe. Bajo estas condiciones, no hay ninguna garantía legal, en que los derechos representen un valor sobre el papel, donde están escritos, y las mujeres que confían en tales garantías que las protegen en contra del prejuicio y la discriminación, se están inclinando a un ente de poco fiar.
-Suzanne LaFollete, en su libro llamado “Concerning Women”.
Algunos libertarios no son conscientes de las disparidades entre el feminismo libertario y otros modelos de feminismo. Inclusive, critican a las feministas libertarias sólo por ser feministas sin ningún discernimiento sobre lo que significa el feminismo libertario o asimismo el propio feminismo. Este ensayo tiene como propósito esclarecer esa confusión.
Las feministas libertarias estiman, como lo hacen otras feministas, que las mujeres y los hombres deben gozar de la misma libertad. “El feminismo en el fondo exige que las mujeres sean tratadas como seres humanos libres,” escribe la politóloga Drucilla Cornell, una creencia con la cual las feministas libertarias están de acuerdo. Nuestra convicción de igualdad de libertad, como otros libertarios, se basa en la idea de los derechos individuales y la igualdad de libertad para todos. Al igual que otras feministas, repudiamos los estereotipos de género que limitan la autonomía psicológica individual de las mujeres y los hombres a ser lo que decidan ser. Además, como otras feministas, estamos afines en que tanto los hombres como las mujeres han sido perjudicados por estas pautas. Nuestra certidumbre en el individualismo nos lleva a rehuir la noción de los estereotipos de género o cualquier otro prototipo que limite la elección individual. Esto incluye canones raciales, étnicos y sexuales, así como otras clasificaciones de grupo. La intolerancia es una violación de los preceptos del individualismo. A nivel personal y psicológico también sostenemos la autonomía del individuo y en el derecho de cada uno de tomar decisiones sobre su vida como mejor le convenga. Como señaló en mi escrito anterior, en este tema, seguimos los pasos filosóficos de las feministas individualistas que nos han precedido.
Sin embargo, hay muchas maneras que el feminismo libertario difiere en la filosofía de otros feminismos. Según La filósofa feminista Nancy Hirschmann, por ejemplo, que tanto la libertad negativa como la libertad positiva son necesarias para una sociedad feminista donde la independencia pueda florecer. Desde el enfoque del feminismo libertario, se argumenta que cada individuo tiene “derecho” al alimento y al abrigo, pero esto significa que alguien más debe de proporcionarlo. Si esto se lleva a cabo de manera voluntaria, no hay ningún inconveniente. Pero si no se provee de dicha forma, eso significa que la libertad ha sido quebrantada. Forzar a una persona a proveer a otra, es una violación acorde a la libertad negativa. Desde una mirada feminista libertaria, la libertad negativa es la más cercana a nuestra teoría de derechos. El hincapié de la “libertad positiva” para abandonar la “libertad negativa” es, a nuestro juicio, una receta que da el paso, a la tiranía y la opresión que lastima más de lo que nos beneficia.
Muchas feministas, como Hirschmann, sostienen que, sin las ventajas de la libertad positiva proporcionada por el estado, esas pobres y desfavorecidas mujeres no pueden lograr autonomía. Es difícil ser libre, cuando las opciones son limitadas por la pobreza y la falta de educación. No estamos en desacuerdo con esta última afirmación. Pero estas feministas no pueden concebir otro camino más que el Estado para satisfacer las necesidades que hacen posible una vida independiente. Entendemos su preocupación. Pero hay diversas maneras de ayudar -por ejemplo, sociedades de auxilio que proporcionan dignidad como amparo, o mediante muchos otros grupos privados y organizaciones sin fines de lucro.
Las feministas libertarias concuerdan con otras feministas sobre la naturaleza y los peligros del patriarcado. Un círculo patriarcal es aquel en la que existe una estructura de poder, dominado por los hombres tanto en una sociedad organizada como en las relaciones individuales. En lugar de decir que los hombres oprimen a las mujeres, la mayoría de las feministas afirman que la opresión de las mujeres proviene del sesgo subyacente de un colectivo patriarcal. Es decir, la estructura social de las sociedades patriarcales y en ocasiones explícitamente, definen a las mujeres como secundarias a los hombres, y como obligadas a diferir a los hombres en asuntos de importancia. El estándar por el que todos los individuos son juzgados en un grupo patriarcal es un sujeto, quien define “lo normal” como lo que los hombres hacen. Por consiguiente, las mujeres son vistas como “desviaciones” de la norma. Pero este tipo de cultura, como todas las culturas. Intangible para aquellos inmersos en la cultura, donde la mayoría de sus miembros no ven que existe una contrariedad. Aceptan esta estructura de poder masculino como habitual y razonable; algunos llegando a atacar la idea feminista del “patriarcado” sin comprenderla.
La filósofa feminista Bell Hooks define el feminismo como un movimiento para acabar el patriarcado, por todos los medios de dominación patriarcal y todas las formas de sumisión en conjunto. Las feministas libertarias estarían de acuerdo con ese breviario. Pero observamos un problema. Si las feministas desean rechazar todas las formas de avasallamiento”, entonces desde una perspectiva feminista libertaria, se debe de abogar por ponerle un alto al patriarcado mediante el uso de un gobierno coercitivo, eso es una discordancia para dicha finalidad. Porque vemos el gobierno coercitivo como otra fuente de patriarcado. Un gobierno de la mayoría, como el que disfrutamos actualmente, o incluso un gobierno de mujeres y hombres igualmente divididos, no cambia su naturaleza como tal. Es inmanentemente coactivo. Como señalo en el informe de discusión de la Asociación de Feministas Libertarias en 1975: “… girarse al gobierno sólo cambia el tipo de opresión que enfrentan las mujeres, no la realidad. ¡En lugar de sobrecargarnos como madres o esposas, nos sobrecargan como contribuyentes, ya que trabajadores de cuidado de niños, médicos, etc., tienen que ser pagados por alguien a menos que ellos sean sometidos de igual manera! Retornando al gobierno para solventar nuestros meollos, este sólo reemplaza la opresión de los patriarcas que ya conocemos -padre, esposo, jefe- con el abuso de los patriarcas que aún no conocemos- turbas de legisladores y burócratas que cada vez más invaden todos los rincones de nuestras vidas “Los libertarios no ven cómo las mujeres -o los hombres- pueden ser liberados de la dominación cuando están dominados por un gobierno coercitivo. Si uno de los objetivos del feminismo para lograr una sociedad en la que las mujeres son libres de tomar sus propias decisiones sobre sus vidas, independientemente del dominio coercitivo de los hombres, no vemos cómo un gobierno subyugado por los hombres es una mejora.
La demanda feminista por encontrar soluciones que utilizan el poder de un estado coercitivo todavía utiliza la opresión patriarcal como el mecanismo por el cual estas disoluciones serán supuestamente alcanzadas. Como el informe de discusión de ALF ya citado, menciona: “Si nuestros objetivos son de autonomía personal y libertad individual, no podemos alcanzar estos objetivos deshacernos de los derechos individuales para elegir por sí mismos. Si aprobamos leyes que imponen nuestros valores a otros, no somos mejores que los que nos han impuesto sus valores por medio de la legislación. Simplemente sustituimos nuestra tiranía por la tiranía de los hombres”.54 En este punto de vista, la feminista Catherine MacKinnon, que defiende las leyes contra la pornografía, no es mejor en principio que los republicanos que defienden las leyes contra el aborto. Desde la aproximación de una feminista libertaria, exigir soluciones gubernamentales para problemas como la discriminación en la contratación, la escasez de guarderías y la falta de equidad de género, no sólo es filosóficamente inconsistente, es más ni siquiera funciona como debería. De hecho, generalmente empeora el asunto, como lo han demostrado muchos ensayos libertarios. Tal como lo dijo la poeta feminista y activista Audre Lourde en un contexto diferente, “las herramientas del amo no desmantelarán nunca la casa del amo”.
A principios del siglo XX, la escritora feminista libertaria Suzanne LaFollette expuso los riesgos de los programas gubernamentales para los individuos. “La tendencia de la moderna legislación sobre el bienestar es proceder con el sacrificio total de los derechos individuales, no de los derechos sino de los intereses hipotéticos de otros; y por cada individuo que se beneficia por de esa expiación, hay otro que lo aqueja “. “Sus palabras eran proféticas, como muchos escritos libertarios lo sugieren.
Demandar la ayuda del gobierno es complicado y arriesgado, ya que es un callejón sin salida. La vasta burocracia del Estado, con su multitud de formas y requerimientos, es costosa, desindividualizadora, enajenadora e ineficiente. Encima de que el estado es voluble. El poder cambia de manos. a idea de que algún día estará siempre en buenas manos es ingenua en el mejor de los casos y una fantasía perniciosa, en el peor de los casos. La feminista libertaria Cathy Reisenwitz, hace énfasis al escribir sobre dejar de financiar a Planned Parenthood: “Las prohibiciones y restricciones son los verdaderos asaltos hacia las mujeres. Llamarlo desfinanciamiento militar es una falsa alarma, argumentos que se deslegitimizan en contra de las amenazas legislativas verídicas a la salud y a la seguridad de las mujeres. El control del estado es un recordatorio que un gobierno lo suficientemente considerable para corresponder por su aborto, es petulantemente excelso para tratar de desposeerlo”. En realidad, existen verdaderos peligros que las mujeres enfrentan en las actuales leyes estatales que han impuesto una multitud de nuevas restricciones a la libertad reproductiva de las mujeres, como lo han hecho las leyes anteriores.
El poder es seductor. Usa el poder del estado para el bien, manifiestan muchas feministas. Pero se olvidan de todos los siglos, donde el poder fue utilizado en contra las mismas. “No conozco un argumento más tenaz de la filosofía social del anarquista”, escribió LaFollette, “Pues no hay evidencia más sorprendente que la incapacidad de los seres humanos para ser guardianes de sus hermanos que el fracaso del hombre que la verdadera frivolidad que durante miles de años, se utilizó para gobernar a la mujer ya sea por su bienestar o por la de ella”. Muchos libertarios y anarquistas han apercibido acerca de la seducción del poderío, pero pocos lo escuchan. “La preponderancia siempre es comprometedora”, escribió el conservador y novelista anarquista Edward Abbey. “El señorío atrae lo ínfimo y corrompe lo superior”. Sin embargo, muchas feministas contraen que, con su orientación, todo estará a su favor. Adjudican que no serán envilecidas. Pero la historia indica lo opuesto.
Copiosas feministas desaprueban y exponen “pero lo que ansiamos hacer es peculiar. Estamos auxiliando a las mujeres y a los oprimidos. Les estamos concediendo una voz a aquellos que no habían tenido una posteriormente. “Las feministas libertarias no sugestionan los ideales de dichas feministas tanto como sus tácticas. ¿Quieren, como el filósofo John Rawls, una sociedad que expanda los derechos y asociación a todas las personas racionales, donde la “razonabilidad” es precisada por ellos? ¿Son sólo los que están de acuerdo con ellas libres de coerción? ¿Qué ocurre con los que no están de acuerdo? ¿Qué acontece los que quieren asistir a las mujeres y los oprimidos de un modo distinto a través del dominio del gobierno restrictivo? ¿Serán coaccionados también? ¿Se justificará la represión por el “bienestar de la mayoría”? ¿Se prescindirá a los que no admiten el sistema liberal, socialista / comunista o marxista? ¿De qué modo o principio se diferencia de lo que las sociedades patriarcales han obrado?
Por consiguiente, mientras compartimos muchos objetivos con otros feminismos (hay muchos tipos, no sólo algo monolítico llamado “feminismo”), las feministas libertarias conciben la contingencia del poder estatal. Los libertarios que nos atacan no han hecho su tarea. Cuando las feministas libertarias dicen que quieren libertad para todas las mujeres y los hombres, es porque hablan en serio.
Este artículo expresa únicamente la opinión del autor y no necesariamente la de la organización en su totalidad. Students For Liberty está comprometida con facilitar un diálogo amplio por la libertad, representando opiniones diversas. Si eres un estudiante interesado en presentar tu perspectiva en este blog, escríbele a la Editora en Jefe, de EsLibertad, Alejandra González, a [email protected].