Carta abierta a los estatistas en todas partes

 

Lawrence W. Reed

Artículo publicado originalmente en  FEE.org con el título An Open Letter to Statists EverywhereTraducido al español por Andrés Pino, Presidente de Estudiantes por la Libertad. Reproducido en el blog de Estudiantes por la Libertad gracias a la alianza de EPL Ecuador con la Foundation for Economic Education el 18 de diciembre de 2014.
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Estimados amigos estatistas:

Ya sé, ya sé. Ya están objetando mi carta. No les gusta la etiqueta “estatista”. No se ven a sí mismos como adoradores del gobierno; más bien, se ven a sí mismos como simplemente como personas que quieren ayudar a los demás, siendo el gobierno su medio preferido para lograr lo que suele ser un objetivo muy digno. “Estatista”, dicen ustedes, es un término cargado –un peyorativo que sugiere más de lo que están dispuestos a públicamente admitir.

carta-abierta   Bien, esperemos a ver como el término encaja después de haber leído toda mi carta y haber contestado las preguntas que ésta contiene. Si tienen alguna duda sobre si esta misiva está dirigida a ustedes, permítame aclarar a quién le estoy escribiendo. Si usted está entre muchas de esas personas que gastan la mayor parte de su tiempo y energía abogando por una letanía de propuestas para expandir la acción del gobierno, y poco o ningún tiempo recomendando reducciones compensatorias del poder estatal, entonces esta carta ha, de hecho, encontrado su blanco.

   Ustedes ingeniosos siempre están pensando en nuevos esquemas para que el gobierno haga esto o aquello, para que trate este asunto o resuelva aquel problema, o cubra alguna necesidad en algún lugar. Mantienen a aquellos que creemos en un gobierno limitado ocupados en las minucias de cómo sus programas propuestos van a funcionar (o no funcionar), y mientras hacemos las tareas técnicas que rara vez ustedes hacen, nos demonizan como si fuésemos desmenuzadores de números sin corazón que no se preocupan por la gente.

   A veces nos entretenemos tanto en los detalles que ignoramos el panorama general. Propongo que demos un paso hacia atrás por un momento. Dejen a un lado su lista interminable de cosas que el gobierno debe de hacer y concéntrese en el paquete entero. Necesito algunas respuestas bien pensadas a algunas preguntas que tal vez, muy posiblemente, nunca han pensado mucho porque han estado demasiado ocupados en el programa del día.

   Al inicio de los años noventa, el gobierno en todos los niveles en Norteamérica cobraba por impuestos un cinco por ciento de los ingresos personales. Cien años más tarde toma más del cuarenta por ciento –ocho veces más. Así que mis primeras preguntas para ustedes son las siguientes: ¿Por qué esto no es suficiente? ¿Cuánto más quieren? ¿El cincuenta por ciento? ¿El setenta por ciento? ¿Quiere el cien por ciento? ¿Hasta qué punto creen ustedes que una persona tiene derecho a lo que él (o ella) se ha ganado?

   Quiero detalles. Al igual que millones de estadounidenses que planean su jubilación o la educación universitaria de sus hijos, yo necesito saber. Yo ya he sacrificado un montón de planes para pagar las facturas que me pasa el gobierno; pero si están apuntando a más intervención, voy a tener que reducir significativamente mis donaciones caritativas, mi gasto discrecional, mi ahorro, mis futuras vacaciones, y tal vez algunas otras cosas que valgan la pena en mi vida.

   Sé lo que están pensando: “Ahí vas de nuevo, con tu carácter egoísta. Nosotros preocupados por las necesidades de todas las personas y tú únicamente interesado en tu propia cuenta bancaria.” Pero, ¿quién está realmente enfocado en dólares y centavos aquí, ustedes o yo?

   ¿Por qué es que si no estoy de acuerdo con sus medios, casi siempre asumen que me opongo a sus fines? Quiero que la gente coma bien, vivan una vida larga y saludable, obtengan las recetas médicas y la atención hospitalaria que necesitan, etc., etc., al igual que ustedes. Pero pienso que existen formas más creativas y voluntarias de llegar a los mismos fines en lugar de robarle a Pedro para pagarle a Pablo a través de la fuerza del gobierno. ¿Por qué no muestran un poco de confianza en sus conciudadanos y asumen que éstos pueden resolver problemas sin sus ideas estatistas?

   No somos ignorantes e indefensos, a pesar de las muchas escuelas públicas de bajo rendimiento y aunque tengamos que sobrevivir con un poco más de la mitad de lo que ganamos. De hecho, dennos crédito por haber logrado algunas cosas bastante sorprendentes, incluso después de que se toman la tajada del cuarenta por ciento de nuestros recursos. Cosas como alimentar y vestir y alojar a más personas a niveles más altos de lo que cualquier sociedad socializada alguna vez haya soñado. ¿Qué han aprendido de esto?

   Esto suscita una serie de preguntas relacionadas sobre la forma cómo ven la naturaleza del gobierno y lo que han aprendido, en todo caso, a partir de nuestras experiencias colectivas con él. Veo el gobierno ideal como lo hicieron los fundadores de los Estados Unidos – en las palabras atribuidas a Washington, un “sirviente peligroso” empleando la fuerza legalizada con el propósito de preservar las libertades individuales. Como tal, se encarga de impedir la violencia y el fraude y de mantenerse pequeño, limitado, y eficiente. ¿Cómo pueden profesar lealtad a la paz y a la no violencia y al mismo momento pedir tanta redistribución forzosa?

   No invoquen a la democracia a menos que estén preparados para explicar por qué el poder -en forma de mayoría- puede crear derecho. Por supuesto, quiero que los gobernados tengan una voz importante en cualquier gobierno que tengamos, pero a diferencia de ustedes no me hago ilusiones acerca de que cualquier acto sea una función legítima del gobierno solo porque sus partidarios políticos son bendecidos por la mitad más uno de quienes se molestan en presentarse en las urnas. Denme algo más profundo que eso, o voy a reunir a una pandilla de mayoría para que vengan y reclamen lo que quieran de la suya.

   ¿Por qué es que ustedes, los estatistas nunca parecen aprender nada acerca del gobierno? Ven casi cualquier deficiencia en el mercado como una razón para que el gobierno se haga más grande, pero rara vez ven alguna deficiencia en el gobierno como una razón para reducir su tamaño. De hecho, ¡me pregunto a veces si ustedes son sinceramente capaces de identificar las deficiencias del gobierno en absoluto! ¿Realmente tenemos que darles una enciclopedia de promesas rotas, programas fallidos o de los despilfarrados miles de millones para llamar su atención? ¿Tenemos que recitar todos los paraísos de los trabajadores que nunca se materializaron, los programas llamativos que fracasaron, los problemas que se suponía el gobierno iba a resolver pero sólo logró extender a cara perpetuidad?

   De dónde, por cierto, ¿creen que la riqueza proviene en primer lugar? Sé que tienen un cariño por recolectarla y lavarla a través de las burocracias. -“Alimentando los gorriones a través de los caballos”, como mi abuelo dijo una vez- pero díganme honestamente cómo creen que inicialmente surge. Vamos, ahora. Pueden decirlo: iniciativa privada.

   He hecho muchas preguntas acá, lo sé. Pero ustedes tienen que entender que están pidiendo un montón más en sangre, sudor y lágrimas y riqueza del resto de nosotros cada vez que añaden más gobierno sin aligerar la carga anterior. En cualquier caso, he dado ciertas indicaciones para que reconsideren sus premisas y coloquen algunas nuevas restricciones sobre el alcance del Estado, entonces quizás la etiqueta estatista no se aplique a ustedes. En ese caso, ustedes pueden mirar hacia adelante, dedicando más de sus energías en realmente resolver los problemas en lugar de sólo hablar de ellos, y en liberar a gente en vez de esclavizarlas.

Atentamente,
Lawrence W. Reed


Este artículo expresa únicamente la opinión del autor y no necesariamente la de la organización en su totalidad. Students For Liberty está comprometida con facilitar un diálogo amplio por la libertad, representando opiniones diversas. Si eres un estudiante interesado en presentar tu perspectiva en este blog, escríbele a la Editora en Jefe, de EsLibertad, Alejandra González, a [email protected].

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