Entrevista a Silvia Iranzo Gutiérrez, que ocupó los cargos de Secretaria de Estado de Comercio de España y posteriormente de embajadora en Bélgica, por Carlos Tuñón, Presidente de Students for Liberty Madrid
1.- Como se refleja en el libro que recientemente ha editado y publicado sobre su familiar, Joaquín Mª de Ferrer y Cafranga, quien ocupó los cargos de Ministro de Estado y Presidente de las Cortes españolas, las aportaciones de los ilustrados liberales de los siglos XVIII y XIX a nuestro país tuvieron una notabilísima trascendencia histórica. Si tuviera que señalar la aportación más relevante que este grupo de intelectuales nos legaron, ¿cuál sería?
Considero que las ideas de los ilustrados liberales de los siglos XVIII y XIX contribuyeron a que España pasase de un marco de “antiguo régimen” a un marco de modernidad en lo político y en lo económico. El país fue integrando las ideas de los liberales de manera gradual, con muchos sobresaltos y retrocesos. La aportación más relevante de estos ilustrados, a mi entender, fue la idea de que la soberanía política reside en la ciudadanía, tal y como recogía la Constitución de 1812, y no en el monarca absoluto.
2.- Si algo caracterizó a los órganos de representación del pueblo español y de las, por entonces, colonias americanas, durante la Ilustración, fue la presencia de liberales que, como Jovellanos y Argüelles, han pasado a la posteridad como auténticos líderes, defensores de los derechos de los ciudadanos y dignos de admiración. ¿Cuáles cree que fueron los factores condicionantes que permitieron tal acontecimiento? ¿Cómo podríamos lograr, en la actualidad, que algo similar volviera a suceder?
En mi opinión fueron varios los factores que permitieron el surgimiento de líderes liberales en España. Primero, las ideas de la Ilustración (Voltaire, Montesquieu…) y más tarde de la Revolución Francesa, basadas en la libertad e igualdad, inspiraron a muchas personas en nuestro país; segundo, se produjo una permeabilidad creciente de esas ideas por el avance de la globalización, a través del comercio y de las finanzas; tercero, el establecimiento en algunos países (Estados Unidos, Francia, Inglaterra) de regímenes políticos basados en ideales democráticos provocaron el deseo de trasladar dichos regímenes a España; y cuarto, los avances tecnológicos y científicos de los siglos XVIII y XIX hicieron aumentar las esperanzas y expectativas de cambio de la clase más ilustrada.
Creo que hoy en día la mejora de la democracia y de la clase política puede venir de la mano de nuestra condición de miembro de la Unión Europea, como guardiana de los derechos humanos y de una cierta manera de hacer política, así como de una integración creciente de la UE con el resto del mundo, a través por ejemplo de un estrechamiento de los lazos económicos y políticos con Estados Unidos. La mejora de la educación en España, incluida la universitaria, es clave para lograr que nuestro sistema político sea cada día más estable, y de mejor calidad, y con ello conseguir una mayor confianza de la ciudadanía en los políticos y en las instituciones. Si en el siglo XIX el foco estuvo en el logro de los ideales democráticos, hoy en día el foco debe situarse en una mejora sustancial de la democracia, en la que se respeten a ultranza los principios de ética y de eficiencia.
3.- Históricamente España ha presentado un retraso considerable respecto al resto de Europa en prácticamente todos los ámbitos. Ello fue de especial preocupación para muchos intelectuales liberales del siglo XX que, como Gregorio Marañón y Ortega y Gasset, dedicaron su vida a tratar de cambiar esta situación. ¿Cree que después de todos los esfuerzos realizados por estas personalidades ya hemos logrado dejar atrás dicho problema? Y, si no es así, ¿en qué áreas todavía queda trabajo por delante y cómo deberían configurarse?
España ha avanzado mucho desde que los liberales denunciasen el retraso del país con respecto al resto de Europa. El desarrollo de una clase media amplia, con una formación cada día mejor, es uno de los principales exponentes de ese avance.
Sin embargo, lo cierto es que España mantiene todavía un retraso significativo en diversos ámbitos. El campo de la educación es a mi juicio donde España muestra un mayor retraso. Los cambios de planes educativos con cada nuevo gobierno no ayudan precisamente a mejorar en este campo, sino todo lo contrario. La falta de unidad a escala nacional de dichos planes también constituye un problema para realizar avances en educación. Considero urgente y prioritario el alcanzar un pacto de Estado en materia de Educación, y que las medidas que se adopten, con vocación de permanencia, vayan en línea con las recomendaciones de la OCDE.
4.- Destacadas figuras, desde George Washington hasta Winston Churchill, pasando por el escritor e intelectual francés Víctor Hugo, han imaginado alguna forma de “Estados Unidos de Europa”. Desde su perspectiva como ex embajadora de España en Bélgica, ¿cree que nos dirigimos hacia una organización política de tales características?
A corto y medio plazo no me parece probable que pueda ver la luz una unión europea denominada “Estados Unidos de Europa” o algo parecido. De hecho nos encontramos en un momento de la historia en que algunos avances hacia una mayor unión pudiesen ser objeto de retroceso, como el acuerdo Schengen, como resultado de la crisis de refugiados en Europa. En cualquier caso, la Unión Europea todavía tiene pendiente resolver algunos flecos pendientes de la última crisis financiera, como la crisis de Grecia, avanzar en la unión monetaria integrando a países que todavía no forman parte de la misma, determinar las concesiones al gobierno de Reino Unido ante el próximo referéndum sobre su permanencia en la UE (y gestionar el resultado de dicho referéndum en el improbable caso de que sea negativo), y conseguir que las instituciones europeas puedan convencer a la ciudadanía de que una unión cada vez mayor es buena para lograr la prosperidad para sí y para sus descendientes. Para ello es vital que la economía de la UE crezca a tasas que logren un saneamiento integral de sus economías a la vez que le permitan a Europa mantener su posición como una de las grandes potencias económicas mundiales.
5.- Los avances tecnológicos han generado históricamente profundos cambios en la estructura económica. La introducción de los telares mecánicos durante la Revolución Industrial es un claro ejemplo de ello, desencadenando profundas tensiones sociales que se materializaron en el ludismo obrero. Parece que nos aproximamos a una nueva era en la que, a través de las TIC está surgiendo lo que los anglosajones denominan “sharing economy” (economía colaborativa), que está revolucionando sectores como el transporte y el turismo. Una vez más, estos cambios están produciendo tensiones sociales. ¿Han de tener las instituciones públicas algún papel en estos nuevos acontecimientos o, por el contrario, habrían de permitir que fuese el propio mercado quien, al igual que sucedió con los telares mecánicos, determinase el camino a seguir?
Considero que las instituciones públicas deben tener un papel para garantizar la seguridad de estas transacciones y servicios. Sin embargo, la intervención de las autoridades debería, en mi opinión, cumplir dos requisitos: primero, debe ser mínimamente invasiva, para no impedir por la vía de un exceso de costes administrativos la propia existencia de esas nuevas actividades; y, segundo, no debe estar dirigida a la protección de los sectores con los que estas nuevas actividades compiten en parte. En ese sentido, quizá las autoridades deban replantear la regulación y el control de los sectores tradicionales, para que los mismos no sufran desventajas competitivas no justificadas.
En todo caso, tal y como como ha ocurrido en épocas pretéritas, las mejoras de productividad de las innovaciones tecnológicas benefician a la sociedad en su conjunto, y el desempleo que pueda derivar de estas innovaciones a corto plazo se compensa con creces a medio y largo plazo con las nuevas oportunidades que termina ofreciendo la economía en otros sectores.
6.- Cada vez son más las voces que, como WikiLeaks y Daniel Estulin, claman por un mayor conocimiento por parte de la sociedad de civil de todas aquellas decisiones que los gobernantes hoy toman a sus espaldas, especialmente en lo vinculado a intereses geopolíticos. ¿Cuál es su opinión al respecto? ¿Deberían tener los ciudadanos derecho a una mayor información respecto de lo que acontece en las altas esferas políticas?
Considero que los ciudadanos tienen derecho a conocer toda la información que manejan los gobernantes, con una notable excepción: la que pueda comprometer su seguridad. En ese sentido no comparto las posiciones de los defensores de Wikileaks. Ha quedado ampliamente demostrado que existen en el mundo grupos que emplean la violencia para lograr sus fines, y los gobernantes deben defender a los ciudadanos de dichos grupos, lo que muchas veces requiere no difundir toda la infomación de la que disponen las fuerzas de seguridad.
Es cierto que la línea divisoria entre lo que es o no susceptible de difusión pública es en ocasiones borrosa, pero en mi opinión, en los casos dudosos es preferible siempre optar por la decisión que garantice la seguridad.
7.- Por último, ¿podría recomendar algún libro que haya cambiado su forma de entender el funcionamiento de las instituciones públicas?
De forma general puedo recomendar el libro de Joseph Nye de 1990, denominado Bound to Lead: The Changing Nature of American Power, sobre el papel del “poder blando” y el “poder duro” en la política nacional e internacional.
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