El legado de la Antigua Grecia a la libertad: La elección de Aquiles

 The Apotheosis of Homer, 1827 by Jean Auguste Dominique Ingres

Roderick T. Long

Artículo publicado originalmente en Libertarianism.org con el Título Ancient Greece’s Legacy for Liberty: The Choice of Achilles. Traducido al español por Josué Contreras, Miembro del Equipo de Traductores de EsLibertad.
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Long da inicio a una serie sobre el legado dejado por la Antigua Grecia al libertarianismo con una discusión sobre Aquiles y la actitud homérica hacia la guerra y la gloria.     

La magnitud de la contribución de la cultura clásica griega a la comprensión y al avance de la libertad humana es un tema muy debatido.   

   Para el historiador marxista C.L.R. James, “la libertad de actuar y pensar como a uno le plazca, no solo en la política sino también en la vida privada, es la columna vertebral de los griegos”. En particular, James le atribuye a la democracia ateniense el compromiso con “el poder creativo de la libertad y la capacidad del hombre común para gobernar”. [1] Desde un sector político bastante diferente, el filósofo archicapitalista Ayn Rand también se muestra entusiasta al decir que la civilización griega fue “el primer paso de la raza humana en la historia registrada”, y sostiene que un grado comparativo de libertad política socavó el poder del misticismo y, por primera vez, el hombre fue libre para enfrentarse a un universo expedito”. [2]          

   Por otra parte, Benjamin Constant y Frédéric Bastiat, dos de las figuras líderes del liberalismo francés del siglo XIX, se mostraron bastante menos impresionados. En su ensayo de 1819 “La libertad de los antiguos comparada con la de los modernos”,[3]  Constant contrastó la concepción moderna de la libertad al definirla como “participación en el poder colectivo” – una versión de la libertad desafortunadamente totalmente compatible con “la completa sujeción del individuo a la autoridad de la comunidad”. Pese a que reconoce que Atenas era una excepción a esa regla, ya que concedió una libertad infinitamente superior a la de Esparta o Roma” – un hecho que le atribuye al ser de Atenas “de toda la república griega, la más estrechamente ligada al comercio” – No obstante, Constant insiste en que “el individuo estaba mucho más supeditado a la supremacía del cuerpo social en Atenas que en cualquiera de los estados libres de Europa en la actualidad”.          

   Bastiat, por su parte, en “Grados académicos y Socialismo”[4] expresó su consternación ante el dominio de “las ideas greco-romanas” en la educación universitaria. Los antiguos, quienes alababan la guerra, vivían a costa del trabajo esclavo y menospreciaban la producción y el comercio – al expresar “la opinión predominante en la antigüedad que la industria era innoble” – eran los peores modelos que se pueda imaginar para la política moderna; por tanto, Bastiat llegó a la conclusión que era una locura enviar a los jóvenes de la nación, “con la intención de prepararlos para el trabajo, la paz y la libertad”, a saciarse, impregnarse y saturarse con el sentir y las opiniones de una nación de forajidos y esclavos”.     

   En esta disputa cada lado tiene un punto a favor, por la simple razón que el legado clásico griego para la libertad es variado y complejo. Sin embargo, una revisión de Homero y Hesíodo, los dos más célebres fundadores de la tradición poética griega, sugiere que al menos algunas corrientes importantes en el pensamiento griego no fueron dedicadas únicamente a la exaltación de la gloria militar por sobre la paz y la industria.     

   Comencemos con Homero – el pretendido autor de la Ilíada y la Odisea, poemas épicos que dramatizan los eventos centrales de la Guerra de Troya y sus consecuencias. Los eruditos modernos ven estas obras como compilaciones de una tradición oral anterior que empezó a tomar su forma actual alrededor del siglo VIII a.C.; cuyo producto final fue armado por unas pocas manos o tal vez muchas, lo cual sigue siendo incierto. En consecuencia, es difícil afirmar que un solo autor sea la voz de todo el corpus homérico. Del mismo modo, dentro de la perspectiva homérica es posible identificar una hebra continua de escepticismo respecto del valor de la gloria militar.         

   La oposición más intensa de Homero entre el afán de la guerra y de la paz se encuentra en la representación de “las dos ciudades” en el escudo que el dios Hefestos elabora para la figura central de la Ilíada, el guerrero griego Aquiles:  

He ahí que él forjó en toda su hermosura dos ciudades de hombres mortales. Y en una se celebraban bodas y festivales… los jóvenes seguían los círculos de la danza y entre ellos las flautas y las liras mantenían su clamor…

Pero alrededor de la otra ciudad yacían dos fuerzas de hombres armados que brillaban en su marcha de guerra. [5]

   La ciudad de la paz es la escena no solo de celebraciones, sino también de trabajo productivo: “un delicado campo, el orgullo de la tierra labrada, amplia y con triple arado, con muchos labradores quienes empujaban sus yuntas” mientras se detenían ocasionalmente por un cántaro de vino dulce como la miel”. Por el contrario, en la ciudad de la guerra, los soldados tienden una emboscada “dos pastores…tocando alegremente sus flautas”, los masacran y toman sus “rebaños de relucientes ovejas”. Luego, estos soldados son atacados por otros soldados, con resultados sangrientos:             

Y se fundieron el uno al otro con sus lanzas de bronce;  

Y el odio estaba ahí con la Confusión entre ellos y la destructiva Muerte; que sostenía a un hombre vivo con una nueva herida, y otro ileso, y arrastraba a un hombre muerto por los pies entre la carnicería.

La ropa sobre sus hombros mostraba, manchada con la sangre de los hombres, mostraba un fuerte color rojo.

Todos juntos como hombres vivos peleaban unos contra otros y arrastraban los cuerpos de aquellos que habían caído. [6]         

   Ahora, para estar seguros, la ciudad de la paz no es idílica, se nos dice que en el mercado “ha surgido una disputa y dos hombres discuten sobre el precio de la sangre de un hombre que ha sido asesinado”. Pero las dos partes en conflicto son descritas en el sentido que apelan a la adjudicación legal más que a la violencia para resolver su desacuerdo; ellos “dejan que un árbitro actué como mediador y tome la decisión” y “se turnan para exponer su caso”, en tanto que “dos talentos de oro” le fueron prometidas al juez que en este caso daba su opinión más sincera”. Tal mediación representa la alternativa civilizada al método belicoso de resolución de conflictos.          

   La oposición entre la guerra y la paz en el escudo de Aquiles simboliza la elección que el mismo Aquiles hizo cuando su profética madre le dio a elegir entre una corta y violenta vida de eterna gloria o una larga y pacífica vida de escaso renombre. Curiosamente, generaciones de lectores, tanto antiguos como modernos, se quedan son la impresión que Aquiles elige la corta y gloriosa vida, cuando, de hecho, hace precisamente lo contrario. Aquiles explica su elección en las siguientes palabras:          

Por no tener valor mi vida son todas las posesiones que ellos fabulan

Fueron ganadas por Ilion, es ciudadela fuertemente fundada…

Los trípodes pueden ser ganados, y las altas y leonadas cabezas de los caballos   

Pero la vida de un hombre no puede regresar, no puede ser levantada

Ni capturada otra vez por la fuerza, una vez que ha cruzado el límite.  Por mi madre Tetis, la diosa de los pies de plata, que me dice que llevo dos destinos hasta el día de mi muerte. Bien,

si permanezco aquí y peleo junto a la ciudad de los troyanos, mi retorno a casa nunca será, pero mi gloria será eterna; pero si regreso a casa, a la amada tierra de mis padres la excelencia de mi gloria nunca será, pero habrá una larga vida dejada para mí y la muerte no vendrá por mí pronto.   

Y también este sería mi defensor ante los otros, navegar de regreso a casa de nuevo […] [7]

   Si bien Aquiles eventualmente regresa a la batalla, lo hace para vengar la muerte de su amigo Patroclo y no porque prefiriera la gloria militar a la pacífica longevidad. En efecto, aunque prepara la sangrienta venganza, todavía expresa el deseo “esa lucha desaparecería de entre los dioses y mortales y la hiel, que hace que un hombre se enfurezca”. [8] Todavía no tan completo como el programa libertario, pero su esencia de seguro lo es.     

   En la compañera épica de la Ilíada, la Odisea, a Aquiles nuevamente se le propone como ofrecimiento un repudio al ethos de la muerte y gloria. Cuando Odiseo visita la tierra de los muertos y, reuniéndose con la sombra del fallecido Aquiles, lo felicita por su “gran autoridad sobre la muerte”, Aquiles responde drásticamente:   

Preferiría seguir el arado de otro hombre como esclavo,

Uno sin tierra asignada y sin mucho para vivir,

Que ser el rey de todos los muertos. [9]

   Ni las acusaciones de cobardía ni debilidad, usualmente lanzadas a aquellos que prefieren una vida larga a la victoria militar, pueden de forma plausible aplicarse a Aquiles, generalmente reconocido como el más fiero y excelente guerreros griego. Al presentar tales sentimientos anti militares de boca de un personaje como Aquiles, Homero plantea un desafío significativo a aquellos que prefieren las artes de la guerra a las artes de la paz


      Referencias:

[1] C. L. R. James, Every Cook Can Govern:  A Study of Democracy in Ancient Greece:  Its Meaning for Today (Michigan: Facing Reality, 1956).

[2] Ayn Rand, For the New Intellectual (New York, New American Library, 1963), p. 22.

[3] http://oll.libertyfund.org/titles/constant-the-liberty-of-ancients-compared-with-thatof-moderns-

[4] https://www.libertarianism.org/columns/ancient-greeces-legacy-liberty-choice-achilles#_ftnref4

[5] Iliad 18. 490-510; Richmond Lattimore translation (Chicago:  University of Chicago Press, 1951).

[6] Iliad 18. 524-546.

[7] Iliad 9. 400-418.

[8] Iliad 18. 107-108. 

[9] Odyssey 11. 485-491; Richmond Lattimore translation (New York:  Harper & Row, 1967)


Este artículo expresa únicamente la opinión del autor y no necesariamente la de la organización en su totalidad. Students For Liberty está comprometida con facilitar un diálogo amplio por la libertad, representando opiniones diversas. Si eres un estudiante interesado en presentar tu perspectiva en este blog, escríbele a la Editora en Jefe, de EsLibertad, Alejandra González, a [email protected].

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