Miembro del Equipo de Bloggers de Estudiantes por la Libertad Latinoamérica y Coordinador Local de Estudiantes por la Libertad Argentina
Se habla en los medios de comunicación y libros diversos. que la política es la transformación de la realidad. ¿Pero podemos? Entre la época de la Grecia Clásica y la Edad Media, el hombre era un espectador sobre su destino. A partir del siglo XV, con la llegada de la modernidad, el hombre cree que puede hacerse cargo del mundo y transformarlo. Efectivamente se lograron muchas cosas, dos revoluciones industriales, espaciales, tecnológicas, ciencia y técnica como también mejoras en la calidad de vida. Pues bien, que se logren muchas cosas no implica que vivamos en el mejor de los mundos posibles, está ahí el debate entre este proyecto moderno, su superación con la posmodernidad y su crítica más mortal con el conservadurismo.
Me arriesgare a decir que la modernidad, está ligada a la esperanza con diferencia del resto. Creen que es posible cambiar la realidad y esta rebeldía construye el terreno de lo nuevo a través de la vanguardia. ¿Qué es la vanguardia? Es estar adelante, criticando al presente, creando un cumulo de ideas que hacen falta para vivir en un mundo mejor. Por eso, estos rebeldes modernos son incomprendidos en su tiempo, porque están viviendo ya en el futuro por venir.
Pues ¿hacia dónde se orienta hoy en día el proyecto de moderno? ¿Bajo qué consignas? Son varias, ya entraremos en ese tema, pero cabe destacar que toda vanguardia moderna es criticada bajo el título de utopías, como si la tarea de cambiar la realidad es demasiado grande, aquí encontramos las posturas de la posmodernidad y el conservadurismo.
Jean-François Lyotard (Filosofo, 1924- 1998) es el representante de la posmodernidad y nos habla de la crisis de los grandes relatos, esto es el agotamiento de la esperanza en cambiar al mundo. ¿De qué se trata esto? El problema de la posmodernidad es que no tiene una esencia definida como si fuera un concepto, ya que con solo postular el agotamiento de los grandes relatos ya se convierte esta consigna en vanguardia, en modernidad.
Son en estos puntos en donde el conservadurismo lamenta las luchas sociales por un mundo más justo, como también lamenta el fin de los grandes relatos como el fin de un orden en donde todo parecía funcionar, con sus problemas y desigualdades sociales, pero que a fin de cuentas funcionaba de alguna manera. Por eso la solución es sencilla, restaurar viejos valores.
Pues si lo que trae la modernidad es progreso, hay que reflexionar cuanto dolor, muerte y pobreza también trajo, su efecto colateral trajo dos guerras mundiales, civiles en distintos países, epidemias. Quizás la posmodernidad es dar respuesta a aquello por donde la modernidad no fue por buen camino, pero entonces ¿Por dónde ir?
Da igual modernidad o posmodernidad, el desafío es capacitarse para que nuestro contenido mental no conduzca a las sociedades por la senda del autoritarismo, aquella situación en donde quien actúa y piensa diferente según sus principios queda censurado y multado.
El liberalismo ya sea de cualquier rama, es el grito contra injustas opresiones, porque nada vale si se niega al otro actuar y pensar distinto. Quizás de lo que se trate, sea más que cambiar la realidad, aprender a escucharnos. Salir de uno mismo, de nuestra propia inmanencia, para aprender a contemplar la realidad y actuar en consecuencia.
Este artículo expresa únicamente la opinión del autor y no necesariamente la de la organización en su totalidad. Students For Liberty está comprometida con facilitar un diálogo amplio por la libertad, representando opiniones diversas. Si eres un estudiante interesado en presentar tu perspectiva en este blog, escríbele a la Editora en Jefe, de EsLibertad, Alejandra González, a [email protected].