El liberal: humanista y cosmopolita
Fernando Moreno
Ex miembro del Consejo Ejecutivo de Estudiantes por la Libertad
Artículo publicado originalmente el 19 octubre del 2015
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En la actualidad, vemos como las leyes migratorias limitan la movilidad de las personas en todo el mundo. Observamos como los gobiernos se esfuerzan cada vez más por controlar el tránsito de seres humanos a través de sus fronteras. ¿Cómo podemos analizar todos estos acontecimientos desde la perspectiva liberal?
Ludwig von Mises decía que “el liberalismo es un humanismo, y el liberal un ciudadano del mundo, un cosmopolita”. Así, el pensador austríaco describía el carácter humanista y cosmopolita de la filosofía liberal; una filosofía que enfatiza el valor de todos los seres humanos, sin hacer distinción a ningún grupo en particular.
El liberal como humanista
El valor político más alto para el liberal es la libertad humana. Defiende el derecho de cada persona a actuar de la forma que mejor le parezca, siempre que no limite ese mismo derecho en los demás. Por lo tanto, se opone firmemente a cualquier tipo de agresión –salvo que ésta ocurra en un acto de legítima defensa.
El liberal rechaza las agresiones, sea que éstas provengan de individuos o de grupos de individuos. En ese sentido, repudia el uso de la violencia por parte de entes colectivos, prestando especial atención a los Estados, puesto que éstos están en capacidad de “legitimar” sus agresiones a través de leyes.
Entre ellas, las leyes migratorias son mecanismos mediante los cuales los Estados coartan la movilidad de las personas, controlando –o incluso prohibiendo por la fuerza– su tránsito a través de fronteras delimitadas arbitrariamente. Estas leyes son, sin dudas, ilegítimas y opuestas al carácter humanista del liberalismo.
El liberal promueve la completa libertad de movimiento de las personas. Reconoce que los seres humanos, en su continua búsqueda de mejorar su situación, podrían querer trasladarse a sitios distintos de los que nacieron, y considera que deben poder hacerlo sin que se aplique sobre ellos ningún tipo de violencia “legal”.
El liberal como cosmopolita
El liberalismo se enfoca en toda la humanidad, no sólo en sectores específicos. Su pensamiento no se detiene en las fronteras de una determinada ciudad, región, país o continente. Su filosofía va más allá de cualquier límite impuesto de forma arbitraria por algún gobierno. Sus ideas son ecuménicas; son universales.
El liberal, por tanto, es cosmopolita en su pensamiento y en su acción. Valora a las personas por su integridad, no por su nacionalidad, etnia, cultura o religión. Interactúa, se comunica y colabora con todos aquellos individuos que tengan fines pacíficos, sin importar sus costumbres o su procedencia.
En consecuencia, el liberal se opone al nacionalismo y otras doctrinas colectivistas que buscan “proteger” el patrimonio nacional en desmedro de los individuos. Las leyes migratorias son uno de los instrumentos utilizados para perseguir fines nacionalistas y, por esa razón, también son usualmente condenadas por los liberales.
El flujo de migrantes, en realidad, es beneficioso para las sociedades. La diversidad no es algo que deba ser temido, sino celebrado. La interacción entre múltiples matices étnicos, culturales y religiosos enriquece la experiencia humana, promueve la convivencia pacífica y fomenta la tolerancia a escala global.
Entonces, nos corresponde a todos los defensores de la libertad luchar por el fin de las regulaciones y sistemas que impiden a los seres humanos trasladarse libremente alrededor del mundo. Es nuestro deber moral hacerlo, como humanistas y cosmopolitas.
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