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A lo largo de la historia se ha evidenciado en el contexto político la volatilidad y manipulación de las masas por medio de la persuasión obstinada de caudillos que logran transformar el ideario colectivo. Esto ocurre poco a poco y nace de la exaltación en las plazas públicas, de los encuentros con la muchedumbre y la explosiva oratoria, de esta manera, las ideas y los principios toman un mayor apoyo entre los sectores populares y los individuos se prestan para ser parte del mensaje independientemente de la factibilidad que este tenga.
Este fenómeno se denomina psicología de masas, y consiste en las influencias foráneas que son ejercidas por los colectivos o autoridades en un individuo y su extensión en la psique a través de los cambios en el comportamiento de este. Este campo de estudio se constituyó con aportes de teorías psicológicas, sociológicas y psicoanalíticas y en su desarrollo se estableció el término de anomia, “estado que surge cuando las reglas sociales se han degradado o directamente se han eliminado y ya no son respetadas por los integrantes de una comunidad.” (Porto, et al.). Al igual que el sentido de desindividuación, que se basa en la falta de conciencia de sí mismo, la propia identidad y los códigos morales o éticos que de esta forman parte. Cuando esto sucede, la persona es más propensa a perder la inhibición y seguir de manera automática los comportamientos alrededor. La causa de este fenómeno es la emoción y la adrenalina que los respectivos grupos colectivos causan ya que además originan un sentido de aceptación a conductas que en un ambiente común pueden ser inadmisibles o irracionales.
Estos elementos son aprovechados por los líderes populistas para llegar al poder, ya que utilizan a los sectores discriminados y explotados de la sociedad para crear un ambiente específico y de esta manera consolidar su liderazgo entre estas clases. De modo que, la psicología de masas se evidencia a través de su discurso y accionar; en primer lugar, los populistas se presentan como los únicos capaces de solventar los problemas nacionales; se enfocan en la exaltación al pueblo, que caracterizan de humilde, prodigioso y explotado, el alma de la nación y la clase trabajadora su conciencia, se invoca el espíritu patriota y la fuerza colectiva; como decía Perón:
“el mismo pueblo, que ha de ser inmortal, porque no habrá perfidia ni maldad humana que pueda estremecer este pueblo grandioso en sentimiento y en número.” (peronismoenverdad)
Así conforman un grupo de apoyo que entre sí comparte similitudes muy profundas, dado a que de una manera u otra han experimentado el sufrimiento de las situaciones injustas que han pasado, entonces de manera sencilla se tiende a generar un sentido de fraternidad con un gran potencial a expandirse.
Seguidamente, los caudillos populistas se venden como parte del pueblo, ofrecen su empatía y entendimiento y se exponen como el salvador, un aliado, y propagan entre la multitud un sentido de resguardo y seguridad. Estos elementos combinados reúnen a las minorías y hacen que la gente ponga a un lado cualquier inquisición racional que tengan al respecto y den absoluta confianza y lealtad.
Después, establecen la existencia del “enemigo del pueblo”, para alentar el odio entre clases sociales, con el propósito de polarizar la sociedad (Krauze), así, este puede ser cualquier vil ente a la cual se le responsabiliza por todos los abusos y miserias a la clase obrera y la nación en general, y se puede llamar oligarquía, imperialistas, o no tener nombre del todo, para así adaptarlo a quien se presente como opositor. Por medio de ello, el líder también logra controlar la apatía de la multitud y avivarla cuando le sea conveniente para hacer más sencilla la movilidad social.
Asimismo, se crea el sentido de pertenencia a un grupo y lo definen marcando una diferencia con respecto al que es antagonizado. Además, explotan la anomia de sus seguidores por medio de la promoción de comportamientos violentos que, según ellos los van a ayudar en la lucha por una supuesta libertad. Todo este proceso sigue el principio del valor que tiene la aceptación entre los individuos, buscan asimilación y comprensión, mientras que el rechazo genera miedo. De hecho, se ha comprobado que entretanto lo más pequeña la minoría, lo menos probable de que exprese una opinión contraria.” (Hoodbhoy) y consecuentemente, se deja atrás a la gente pensante y se establece un rebaño sumiso.
Estas etapas van generando el sentido de desindividuación entre la gente; una persona perdida en una multitud que aclama entre gritos se vuelve otro de ellos. Las repercusiones inmediatas se ven en las protestas violentas o en los enfrentamientos contra grupos de autoridad, en donde la avalancha de gente se cree invencible entre sí.
Luego, los efectos de ello a largo plazo se evidencian de manera más contundente en el apoyo que se le da a reformas y políticas peligrosas o abusivas que buscan venganza con los sectores acomodados o que pretendan ser planteamientos milagrosos, aunque no presenten una solución a los verdaderos problemas del pueblo. También, en actos que atenten contra la democracia, la libre expresión o los derechos humanos fundamentales, los cuales suelen terminar en los mismos hechos injustos y trágicos de los cuales el pueblo pretendía alejarse.
Al final, todo este proceso cataliza en un fracaso para la sociedad en donde se practique, ya que ningún movimiento político que se considere de beneficencia pública y que promueva la democracia se levanta bajo el ruin medio de convertir a su pueblo en ovejas, disminuyendo así el individualismo y constituyendo una mente colectiva que luego derivan en la represión de los derechos humanos, el mal manejo de la economía y la violencia sistemática, como ha ocurrido bajo los varios regímenes populistas que lograron llegar el poder en América Latina.
Para combatir este fenómeno, que puede ocurrir a grande y pequeña escala, es necesario incentivar la educación política y el análisis crítico de quienes se presentan como los futuros líderes de nuestra comunidad, no muy lejos están hoy ciertos países en caer en este crimen debido a la indignación que causan los políticos tradicionales y los múltiples casos de corrupción en los que se ven inmersos. Además, como ciudadanos y como defensores de la libertad, es un deber impulsar la importancia del individualismo, para considerar, fuera de la bruma de la sociedad del espectáculo, el mejor camino para promover la justicia, la eficacia y la eficiencia en el gobierno.
Referencias:
1 Giacalone, Davide. Populisti. 2017. fondazioneluigieinaudi.i.
Hoodbhoy. Pervez. “Herd mentality in politics”. Dawn. dawn.com. 2015.
Perea, Carlos Moscoso. El populismo en América Latina. Vol. 36. Centro de estudios constitucionales, 1990.
Puhle, Hans-Jürgen. “Populismo en América Latina.” (1987).
Porto, et al. “Definición de Anomia”. definicion.de. 2012.
Psicosis. Estudio del psicoanálisis y psicología. “Psicología de las Masas”. psicopsi.com.
2 Universidad Kennedy. ¿Qué es el populismo. 2017. kennedy.edu.a. Dirección de Comunicación y Marketing.
Este artículo expresa únicamente la opinión del autor y no necesariamente la de la organización en su totalidad. Students For Liberty está comprometida con facilitar un diálogo amplio por la libertad, representando opiniones diversas. Si eres un estudiante interesado en presentar tu perspectiva en este blog, escríbele a la Editora en Jefe, de EsLibertad, Alejandra González, a [email protected].