Aristófanes discutìa a menudo temas económicos, a veces poniendo argumentos en la boca de sus personajes, otras veces mostrando diferentes posibles sistemas económicos.
La obra de Aristófanes exploraba frecuentemente interesantes ideas económicas. Puesto que escribe comedias. A menudo, es difìcil decir qué ideas está respaldando y cuales está satirizando (o incluso si esas dos posibilidades eran mutuamente excluyentes). Por ejemplo, su respaldo al libre mercado en los acharianos ciertamente parece sincero; [1] sin embargo, sus Aves ofrece una descripción comprensiva de un embargo comercial (aunque sea bastante fantasioso: Las aves del cielo interfiriendo en el comercio entre seres humanos y los dioses). De todos modos, las proposiciones económicas que el discute merecen nuestra atención, a pesar de la actitud que el mismo pueda haber tomado hacia ellos.
La legitimidad de cobrar interés sobre préstamos es un tópico sobre el cual los libertarios han estado divididos históricamente, muchos de los anarquistas individualistas del siglo 19 rechazaron el interés como una forma de explotación [2] o una consecuencia de explotación. [3] Economistas de la Escuela Austriaca, por contraste, han defendido el interés como un reflejo del valor diferencial entre satisfacciones anteriores y posteriores [4] o, alternativamente, entre medios y fines. [5] Los economistas Liberales Franceses Frédéric Bastiat y Pierre-Joseph Proudhon debatieron famosamente el tema, en un intercambio que comenzó amigable pero que se hizo cada vez más áspero, creció ásperamente, generando discutiblemente más calor que luz. [6]
En las Nubes de Aristófanes, el personaje principal, Estrepsiades, rechaza el interés como innatural:
¿Interés? ¿Qué clase de animal es ese?
Nada menos que la tendencia del dinero a multiplicarse día a día y mes a mes, incesantemente.
Muy cierto, ¿Pero tu crees que el mar está más lleno ahora de lo que solía estar?
Claro que no, es lo mismo. De estar más lleno sería en contra de la naturaleza. …
Entonces si el mar nunca se llena aún si los ríos vierten en él, ¿Cómo esperas que tu dinero aumente?. [7]
Desde que, en el contexto de la obra, Estrepsiades usa este argumento para lo que el autor parece presentar como motivos deshonrosos (Estrepsiades ha estado estudiando la técnica del “Argumento Injusto”; para aprender como evitar pagar sus deudas), bien podemos sospechar que Aristófanes pretende que el argumento sea rechazado como una pieza de sofistería. Pero ciertamente, la idea innatural que el dinero generase un incremento es una idea que aparece en el pensamiento Griego Antiguo – en la Política de Aristóteles, por ejemplo. [8] E incluso, si Aristófanes hubiera mantenido el punto de vista anti-interés, bien podría haber ocultado sus percepciones al ponerlos en la boca de un personaje antipático a fin de evitar la acusación de abogar por ideas económicas subversivas.
En su Asamblea Femenina, cuando las mujeres de Atenas toman el poder en la ciudad, su líder Praxágora anuncia el establecimiento de un sistema económico comunista:
Dejar a todos tener todo lo que hay aquí y compartir en común. Dejar a todos disfrutar una vida igual – no más hombres ricos aquí, hombres pobres allí; no más granjeros con una gran extensa granja y algunos granjeros empobrecidos con absolutamente nada … Ven, yo hare un nivel de vida para cada uno… La primera cosa que haré es hacer toda la tierra, objetos de valor y el dinero, propiedad pública… Voy a convertir la ciudad en un único hogar: Todas las barreras serán tumbadas. Será como un solo edificio, para que las personas puedan vagar dentro y fuera del espacio del otro. [9]
Parte del argumento de Praxágoras para este sistema es que el comunismo es apropiado para un estado ginecocrático porque las mujeres ya están acostumbradas a gestionar una economía colaborativa, en cuanto “las mujeres se prestan mutuamente / vestidos, joyas, dinero, copas – una a una / sin la necesidad de testigos y nunca se resisten / a devolver todo …”. [10]
Praxágoras considera que la objeción obvia que las personas egoístas tenderán a abusar del sistema – una objeción que posteriormente podría ser elaborada por Aristóteles – pero ella argumenta que no tendrán incentivo alguno para hacer ello:
¿Y quieres decir que nadie será un ladrón?
¿Cómo puedes robar lo que ya tienes? … ¿Si alguien quiere tomar un abrigo el dueño simplemente se lo dará. ¿Qué podría hacer que el quiera pelear? El irá a la tienda comunal y tomara otro … [11]
(Un libertario por supuesto quisiera saber que incentivo tendrá el productor del abrigo para producir abrigos para la tienda comunal – e igualmente como, sin un sistema de precios, la tienda puede saber cuantos abrigos comisionar).
Praxágoras extiende el comunismo a las relaciones sexuales y económicas, pero nuevamente argumentando que el sistema contiene incentivos para prevenir abusos:
Estas mujeres, también, las estoy haciendo propiedad común para que duerman con los hombres como deseen y hagan un bebé.
Si, pero todos van a saltar a las mujeres más lindas …
Ah, pero la fea y el nariz achatada estarán sentados mejilla a papada con deseo, y si un hombre quiere probar una de ellas, primero tendrá que servirse de una de las feas. [12]
En la obra, sin embargo, esta propuesta resulta contraproducente cuando las mujeres feas, inicialmente entusiastas sobre el plan, encuentran que tienen que entregar a sus amores deseados tanto como hayan mujeres aún más feas.
Platón a menudo, parece estar retomando temas aristotélicos; al igual, que su descripción de la Atenas democrática como un “supermercado de constituciones” panárquico que parecer ser un guiño a los Acharianos de Aristófanes, [13] entonces la ciudad ideal en su República reproduce tres de las características principales del proyecto utópico de Praxágoras en la Asamblea Femenina: Mujeres como gobernantes, comunidad de propiedad, y abolición de la familia. Praxágoras y Platón incluso dieron la misma respuesta a como, bajo el comunismo sexual, el incesto debe evitarse entre padres e hijos. De Aristófanes
¿Eso está muy bien, pero como puede decirle a un hombre cuales son sus propios hijos?
¿Para que lo necesitaría?. El hijo dará por entendido que los hombres mayores de edad son sus padres.
Y de Platón:
¿Pero cómo sabrán quienes son padres e hijas y sucesivamente?.
La última vez observamos [16] que Praxágoras trataba al rol de la mujer en el manejo de las finanzas del hogar como una justificación para dar a las mujeres poder político; evidentemente, ella aceptó el punto de vista, defendido por Platón y Jenofonte pero rechazado por Aristóteles, que el arte del gobierno político es una simple forma de administrar hogares en grandes términos – en cuyo caso tiene sentido tratar al estado entero como un simple hogar, y todas las posesiones dentro como parte de un stock común. Por lo tanto, tal vez no sea coincidencia que Platón respaldara el comunismo mientras Aristóteles lo rechazó. [17]
Los personajes de la obra ofertan tanto defensas como críticas de las propuestas de Praxágoras. Un ciudadano expresa escepticismo en cuanto a si son consistentes con la naturaleza humana, o al menos la naturaleza Ateniense:
¿Entonces no vas a consagrar tus objetos?.
Esperaré y veré lo que la mayoría de la gente haga.
¿Por qué esperar?, ellos ya están entregando sus pertenencias.
Lo creeré cuando lo vea.
Ya está pasando en el pueblo, dicen.
¿Murmuran?. Por supuesto que lo harían …
Me estas matando. Piensas que nadie es bueno …
Dado que la obra termina antes que las Reformas de Praxágoras hayan estado en efecto por más de un día, la cuestión de su viabilidad resta sin respuestas por los acontecimientos; vemos alguna evidencia de que trabajaron y otras que no – pero nada definitivo.
A menudo, es asumido que las propuestas comunistas de Praxágoras en general habrían sido consideradas completamente caprichosas; pero de hecho la audiencia de Aristófanes habría estado al tanto de una sociedad que encarnaba algunos aspectos de su plan, llamada Esparta archirival de Atenas. En su descripción de la constitución Espartana, Jenofonte describe una serie de características de su ley que coincidía con la utopía de Praxágoras. La ley Espartana, nos cuenta Jenofonte, apunta a “asegurar a todos los ciudadanos una participación considerable en los bienes de los demás sin daños mutuos”, por tanto que, por ejemplo, un ciudadano Espartano, “tiene derecho, si ve a un caballo por algún lugar, a tomarlo y usarlo, y devolverlo sano y a salvo cuando haya terminado de usarlo”. Igualmente, “cada uno tendría un poder equitativo sobre los hijos de sus vecinos así como los propios”. [19] Incluso, hay aspectos del comunismo sexual, aunque a un menor grado extremo de aquel en la Asamblea Femenina; la ley de Esparta hace que “incumba al marido presentar a alguien cuyas cualidades, físicas y morales, admire, para que desempeñe su rol y engendre hijos”; e igualmente, “un hombre que tal vez no desease vivir permanentemente con una esposa, pero aún así está ansioso de tener hijos”, es autorizado de “seleccionar a alguna mujer, la esposa de algún hombre, bien nacido y bendecido con una hermosa descendencia, y, la sanción y consentimiento de su esposo obtenido en primer lugar, criar por sí mismo a sus hijos a través de ella”. [20]
Aristófanes tenía ciertamente a Esparta en su mente; él incluso tiene el instituto de comidas comunales en el modelo Espartano. Si Aristófanes fuera una admirador de los aspectos comunistas del sistema Espartano, ayudaría incluso a explicar su oposición a la campaña Ateniense contra Esparta, y en particular su insistencia, en los acharianos, en que Esparta más que Atenas era el partido agraviado en la Guerra del Peloponeso. Por otro lado, sin embargo, su principal objeción hacía la guerra, en los acharianos, fue que interfiere con el comercio y la industria – que no sugiere mucha simpatía con el régimen Espartano anti – comercial y anti – industrial.
Junto con los acharianos y la asamblea femenina, otra obra centrada económicamente de Aristófanes es su Plutón. El protagonista de la obra Chremylus, establece el tema:
Empecemos con lo que pienso que todos están de acuerdo:
Que es perfectamente justo que el bien prospere y el mal sufra …
Difícilmente necesite ser señalado que algunos son ricos.
Sin embargo, sin la menor duda al adquirir su botín.
Al estafar a otros,
mientras que algunos pobres miserables piados están en un lío
y voraz y pasan el año encerrados con pobreza. [21]
El tema de un desajuste entre mérito y éxito mundano, como vimos anteriormente, era un tema central y fuente ansiedad en Hesiodo, que juntamente lamentaron la existencia del desajuste y rechazaron que los dioses permitirían persistir en el largo plazo, desde que la industria honesta trajo el favor divino. [22]
En la obra de Aristófanes la causa del desajuste, según parece, es que Plutón, dios de la riqueza, es ciego, y por lo tanto es incapaz de determinar si el está otorgando sus bendiciones a los merecedores o no merecedores. [23] La solución, entonces, es restaurar la vista de Plutón, “para que pueda / visitar lo bueno y boicotear lo malo” [24] – que es lo que ocurre entonces.
Dentro de esta Obra, la propuesta de para distribuir la riqueza según mérito es tratada como una medida igualitaria. Esto inicialmente puede parecer sorprendente, ya que parecería que se asume que el mérito es también distribuido por igual – una disposición contradicha por las quejas sobre personas ricas malvadas y personas pobres virtuosas. Pero puede ser explicado en la suposición que los ricos malvados son una pequeña minoría, y los pobres virtuosos una vasta mayoría, entonces aquella redistribución según el mérito podría al menos aproximarse a partes iguales. (¿Que a su vez explica esa suposición? Tal vez simplemente una correlación observada entre riqueza y poder político, junto con el reconocimiento que el poder político tiende a pertenecer a una minoría, y tiende a ser usado de mala manera). [25]
Como con las propuestas de Praxágoras en la Asamblea Femenina, el plan de Chremylus recibe argumentos tanto en pro como en contra. Los principales argumentos en contra emergen de Penia, diosa de la pobreza, quien advierte a Chremylus:
[26]
En los ‘90s conocí a un devoto de Ayn Rand que solía citar el discurso de Penia como un argumento basado en incentivos para el libre mercado. Pero no es claro que el argumento de Penia tenga algún sentido. Inicialmente Penia suponía que una división equitativa daría riqueza a todos; y siendo todos ricos, nadie tendría un incentivo para producir nada, por lo que todos serían pobres. ¿Pero en cuanto todos sean pobres, el incentivo para ser productivo parecería volver – entonces por qué no es el problema la auto – solución?.
En cualquier caso, la queja de Chremylus no es solamente que mucha gente que tiene riqueza, no sea amable, sino que específicamente ese grupo de gente que tiene riqueza la adquirió injustamente, “estafando a otros” – y remediar eso no es algo que alguien a favor del libre mercado tenga ningún motivo para objetar. Por otro lado, es cierto que los mercados libres no garantizarían una coincidencia entre riqueza y mérito en términos generales – sin embargo existen buenas razones para pensar que la riqueza podría ser distribuida con mayor equidad en un mercado libre que debajo del régimen existente del privilegio de estado. [27]
Penia también ofrece un diferente y más coherente argumento:
Crio mejores hombres, que la riqueza con todo su dinero.
En mi mente y cuerpo están mucho más en forma pero con él,
son gotosos, tienen extremidades y estómagos hinchados.
También son obscenamente gordos.
Pero conmigo son delgados, con cintura de avispa y derrotan a sus enemigos. [28]
Aquí el reclamo es que la riqueza conduce a la dependencia y debilidad física – una posición que también podría ser tomada por filósofos cínicos (y, mucho después, por Rousseau). Sea esto cierto o falso, al menos no es internamente incoherente como parecían ser el otro argumento Penia.
¿Está Aristófanes del lado de Chremylus o Penia?. Es difícil expresarlo – y, como en la Asamblea Femenina, la obra termina antes de que el experimento económico haya tenido mucho tiempo para jugar para bien o para mal. Como en la mayoría de estas preguntas económicas, las propias alianzas de Aristófanes no son claras. Pero desde una perspectiva libertaria, él está al menos planteando un conjunto crucial de preguntas: ¿Qué incentivos para la productividad o su opuesto surgen de la riqueza o la pobreza, la igualdad o la desigualdad, el comunismo o la propiedad privada?.
Referencias:
[1] See part 17 of this series.
[2] See, e.g., Stephen Pearl Andrews, The Science of Society (Boston: Sarah E. Holmes, 1888).
[3] See, e.g., Benjamin R. Tucker, Instead Of A Book, By A Man Too Busy To Write One: A Fragmentary Exposition of Philosophical Anarchism (New York, 1893); and Francis Dashwood Tandy, Voluntary Socialism: A Sketch (Denver, 1896).
[4] See, e.g., Jeffrey M. Herbener, ed., The Pure Time-Preference Theory of Interest (Auburn, AL: Mises Institute, 2011).
[5] See Jörg Guido Hülsmann, “A Theory of Interest,” Quarterly Journal of Austrian Economics 5.4 (2002), pp. 77-110.
[6] See the 1849-1850 Bastiat-Proudhon debate and my commentary thereon.
[7] Aristophanes, Clouds 1286-1295; in Aristophanes, The Complete Plays: The New Translations, trans. Paul Roche (New York: New American Library, 2005), p. 190.
[8] Aristotle, Politics 1258a37-b7.
[9] Aristophanes, Assemblywomen 590-599, 673-675; Roche translation, op. cit., pp. 637, 641.
[10] Assemblywomen 446-449; Roche translation, p. 632.
[11] Assemblywomen 667-671; Roche translation, p. 641.
[12] Assemblywomen 614-618; Roche translation, p. 638.
[13] Again, see part 17 of this series.
[14] Assemblywomen 635-637; Roche translation, p. 639.
[15] Plato, Republic 5.461c-d; Benjamin Jowett translation.
[16] See part 18 of this series.
[17] On the other hand, while Xenophon treats political rule and household management as the same expertise, he does not appear to draw communistic conclusions. Admittedly his treatment of the communistic and anti-commercial aspects of the Spartan economic system in Polity of the Lacedæmonians appears to be admiring (certainly more so than Aristotle’s attitude toward Sparta); yet his economic remarks in On Revenues and Economicus evince a preference for private property and commercial exchange.
[18] Assemblywomen 769-778; Roche translation, p. 645.
[19] Xenophon, Polity of the Lacedæmonians 6; H. G. Dakyns translation.
[20] Xenophon, ibid., 1.
[21] Ploutos 489-504; Roche translation, pp. 686-687.
[22] See part 5 of this series.
[23] Ploutos, the god of wealth whose name forms the root of “plutocracy,” is not to be confused with Plouton (Pluto, Hades, Aidoneus), god of the underworld – although some traditions do equate the two.
[24] Ploutos 493-494; Roche translation, p. 686.
[25] One might expect a citizen of a democracy like Athens to think that political power lies in the hands of the majority. But Aristophanes makes clear that in his view, the common people who believe they hold the power in Athens are in fact the dupes of an elite; see his Wasps 650-668.
[26] Ploutos 510-534; Roche translation, pp. 688-689.
[27] See Gary Chartier and Charles W. Johnson, eds., Markets Not Capitalism: Individualist Anarchism Against Bosses, Inequality, Corporate Power, and Structural Poverty (Minor Compositions, 2011).
[28] Ploutos 558-561; Roche translation, p. 691.
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