Superman y la defensa de la libertad individual
Héctor Girón Cicoira
Coordinador del Blog de Estudiantes por la Libertad Venezuela
Artículo publicado originalmente el 14 de septiembre del 2015
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Foto: DC Comics
Si bien Superman es uno de los héroes más icónicos de los cómics, tiene una historia bastante peculiar. Siendo tan solo un bebé, logró escapar de su planeta y encontró en la Tierra su segundo hogar. Sus orígenes diferían del de todos los demás, pero él encontró fortaleza en reconocer y aceptar sus habilidades diferentes, habilidades que lo hacían único.
Desde entonces, este héroe del cómic salva al mundo de villanos que codician la conquista de la humanidad, buscando atarla a una planificación central, con la excusa de que la planificación proveerá a la humanidad de prosperidad y eliminará la miseria. Esta es una verdadera lucha de ideales, donde Superman busca la libertad individual para hacer posible un mundo donde todos puedan desarrollar sus talentos y encontrar aquello que los hace únicos y diferentes, y su contraparte, que pretende ordenar la sociedad para estandarizar, y así supuestamente erradicar los males de la sociedad.
Superman, como buen entendedor de la realidad, ve a la planificación central más allá de una primera impresión donde la estandarización y el orden brindan seguridad a la sociedad, y encuentra que ésta no hace más que tratar a los seres humanos como simples piezas dentro de un tablero de ajedrez, rechazando sus diferencias, diferencias que les permiten ser únicos y dejar su propia huella en el mundo.
El héroe comprende que sólo en libertad las diferencias son toleradas y se convierten en fuente de valor para los individuos y la sociedad. Está consciente que en ausencia de ella, los menos talentosos siempre intentarán organizar y estandarizar al mundo, para desdicha de todos. Por eso, Superman siempre está vigilante y activo para defender la libertad de la Tierra, un mundo donde, en realidad, el orden viene espontáneamente de los individuos, y no de entes centrales. Un mundo donde el respeto a las diferencias es la clave de una sociedad de ciudadanos libres. Un mundo donde la diversidad permite el desarrollo de cada ser humano, reconociéndolo como individuo único y talentoso.
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