El legado de la Antigua Grecia a la libertad: Tucídides y los dioses de Melos

 

Roderick T. Long

Artículo publicado originalmente en Libertarianism.org con el título Ancient Greece’s Legacy for Liberty: Thucydides and the Gods of Melos. Traducido al español por Keila Yuwono, miembro del Consejo Ejecutivo de Estudiantes por la Libertad Latinoamérica y Directora Regional de Students for Liberty Puerto Rico
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Tucídides relata una representación pringada de Atenas, asegurando sus políticas nacionales y extranjeras.

    La Historia de la Guerra del Peloponeso de Tucídides, contiene uno de los homenajes más inspiradores, jamás antes escritos sobre la democracia ateniense: la plegaria fúnebre de Pericles. Constantemente, sobre Tucídides, [1] no  percibimos hasta qué punto de su discurso refleja, lo que, el Pericles histórico realmente manifestó y cuánto representa el hallazgo de Tucídides; pero a pesar de todo, ofrece una imagen convincente sobre la ciudad originaria de ambos. A continuación, algunos pasajes distintivos:

Nuestra constitución, no reproduce leyes de estados colaterales; somos más bien un ejemplo para los demás. Ya que nuestra administración, favorece a muchos en lugar de a unos cuantos; es por ello que se hace llamar democracia. Si analizamos las leyes, estas ofrecen la misma justicia a todos en sus diferencias individuales; en posición social, la reputación recae en la capacidad, no se permite que las consideraciones de clase, interfieran con el mérito; ni mucho menos que la pobreza sea un obstáculo, si un hombre puede servir al estado, no se le prohíbe  por las circunstancias de su condición. La libertad de la que disfrutamos desde nuestro gobierno se extiende también a nuestra vida. Así que, lejos de ejercer una fiscalización, no nos interesan los intereses ajenos […]

Mostramos nuestra ciudad al mundo, no mediante actos excepcionales, donde se excluyen a los extranjeros de cualquier oportunidad de aprendizaje u observación, aunque las miradas de los contendientes, pueden admirarse eventualmente de nuestra magnificencia; sometiéndose menos a el sistema y la política que en el espíritu nativo de nuestros ciudadanos; mientras que en la educación, donde nuestros  rivales [espartanos], desde sus cunas por una disciplina dolorosa buscan la hombría, en Atenas vivimos exactamente como queremos, y sin embargo estamos tan listos para enfrentarnos a cualquier peligro legítimo.

En vez de buscar controversia como un escollo para gesticular, estimamos que es un preámbulo indispensable para cualquier acción ilustrada, en absoluto. Reiteradamente, en nuestras iniciativas presentamos, el espectáculo singular de osadía y deliberación, cada uno conlleva a su punto más elevado … En pocas palabras, divulgar que como ciudad, somos la escuela de Hellas, mientras dudo si el mundo puede producir un humano que, solo depende de sí mismo, es igual a tantos sobresaltos, y agraciado por tan feliz versatilidad, como el ateniense. [2]

   Pero la historia de Tucídides, contiene otras perspectivas sobre Atenas, no agasajonas en su mayoría. Al comienzo del libro, se exponen a los representantes de Corinto, quienes se dirigen a los espartanos en una ponencia de ciudades del Peloponeso, y sus comentarios muestran cómo podría parecer desde el exterior de la “osadía” y la “versatilidad” ateniense:

Los atenienses son altamente innovadores, y sus diseños se caracterizan por la rapidez de su concepción y ejecución; [Los espartanos] poseen un genio para custodiar, lo que les pertenece, acompañada de una total falta de talento, y cuando se le obliga a actuar, nunca sobrepasan las expectativas. Una vez más, son aventureros y audaces más allá de su juicio … Por lo tanto, su esfuerzo se contiene a diario en problemas y amenazas de la vida, con escasas oportunidades para disfrutar, están siempre comprometidos en perseguir: lo que les exige la ocasión, y  laborar les parece una desgracia menor que vivir una vida tranquila y en paz. […] No se podría mencionar exactamente, lo que emergió en la creación para no descansar y provocar carencia  a los demás. [3]

   En efecto, Tucídides nos muestra el lado oscuro de Atenas y, en particular, la política exterior ateniense. Inclusive, Pericles le describe a la ciudadanía, las verdaderas circunstancias del imperio ateniense: “Porque para decirlo con claridad, una tiranía; tomarlo tal vez estaba mal, pero dejarlo ir es inseguro”. [4] (Thomas Jefferson mencionó lo mismo sobre la esclavitud estadounidense). [5] De la misma manera, el sucesor de Pericles, Kleon (a quien Tucídides desprecia casi tanto como Aristófanes) señala explícitamente: “El imperio es un despotismo y sus súbditos, son conspiradores antipáticos, cuya obediencia está asegurada, no por sus concesiones imprudentes, sino por la superioridad que le otorgan sus propios impulsos y no de parte de su lealtad”. [6]

  Podría parecer paradójico que una nación como Atenas, con tanta libertad a nivel local (comparativamente), se comporte tan tiránicamente en el exterior; efectivamente, no es insólito. Los pueblos más libres tienden a ser más prósperos, y una mayor auge permite a una administración sostener una política militar más agresiva. Como ya he escrito en otra ambito  “La civilización es considerablemente, un proceso para incrementar la libertad de elegir de los individuos (el desarrollo de la tecnología y la mejora de la libertad política se puede distinguir); pero desafortunadamente, mientras se multiplican para si mismos, se limitan para otros”. [7] La historia de la política exterior de los Estados Unidos es mucho más clara cuando se la considera.

   Tucídides describe Atenas, efectiva para escarmentar como de convidar misericordia. Por ejemplo, cuando la ciudad de Mitilene se rebela contra el dominio ateniense en 427 a.C., los atenienses (a instancias de Kleon), deciden implementar una masacre, al mismo tiempo de enviar una embarcación a Mitilene con instrucciones. Pero al día siguiente, sintiendo “pesadumbre… y reflexionando sobre la espantosa inhumanidad  de dicha resolución  que, condenó a toda una nación al destino que merecían los causantes”, [8]  permutan  de opinión y envían una segunda navegación para adelantar al previo y rescindirlo al orden. Lo consiguen (aunque por muy poco), porque la tripulación del primero se reveló a llevar a cabo el mandato y, por lo tanto, viajó lentamente, mientras que los tripulantes del segundo, estaban ansiosos por evitar una atrocidad, por lo que se desplazaron rápidamente. (Aunque Tucídides, manifiesta que la revocación de la política fue motivada por motivos morales y afectivos, los discursos sobre el debate plantean únicamente consideraciones pragmáticas).

   Pero los afectados de Atenas no siempre fueron tan afortunadas. En el llamado “Diálogo de los Melios”, uno de los dos pasajes más famosos del libro (la oración fúnebre de Pericles). Tucídides relaciona la mortificación ateniense de la isla de Melos, en el año 415 a.C., por mantener una política de neutralidad entre Atenas y Esparta, en lugar de tomar dominar a Atenas. (Como recordarán, fue el incidente que inspiró la obra Eurípides y las mujeres). [9]

   Los representantes atenienses, quienes demandan adhesión a los melianos, dimiten ante el reclamo de la moral en favor del poder:

De nuestro lado, no les importunaremos con falacias, no importando el derecho que se nos ha sido otorgado por nuestro imperio por haber  derribado a los medos, o agredirlos por lo que nos han hecho …, debido a que los sabes tal como nosotros, como lo formula la sociedad, dicha cuestión se halla entre los  iguales de poder, mientras que los fuertes conciben lo que pueden y los débiles aguantan lo que deben. [10]

   Cuando los melianos rebaten implorando “para que las deidades nos concedan una fortuna tan próspera como la ajena, dado que, solo somos seres humanos que, entendemos en  contra de  los despóticos¨[11], los atenienses atribuyen:

Tanto como ustedes esperamos el favor de las deidades; ni nuestras aspiraciones, mucho menos nuestra conducta son contrarias a lo considerado o practicado entre ellos. En las divinidades en quienes creemos, hasta el punto en que nos relacionamos con los individuos que, por la naturaleza de una legislación necesaria, gobiernan hasta donde son capaces. Lamentablemente, no somos los primeros en promulgar la jurisprudencia o para obrar en favor de ella. De igual manera, la consentiremos para que perdure por generaciones; todo lo que haremos será acostumbrarnos a su uso, recordando que mantenemos el mismo dominio, para que realicen lo mismo que nosotros.

El llamamiento de los atenienses a la mitología griega, para comprobar que los dioses no presentan ningún reparo ante la injusticia, es una evocación del juicio de las de las asambleístas de Aristófanes: “Haz lo que harían las divinidades”. ¿No es evidente, cuando los adoramos ante sus efigies?”. [12]

   La contestación meliana a la manifestación ateniense es “en ningún momento a otro se limitará de libertad a una ciudad que ha estado habitada durante setecientos años”, sino más bien, han escogido “someterse a la fortuna con la que los ídolos se han preservado hasta Ahora”. “Pero estos no intervienen; ni mucho menos, la asamblea ateniense reitera su decisión en último minuto desde hace doce años. Por el contrario, los atenienses “despacharon a todos los hombres maduros de los que se apoderaron, y vendieron a mujeres y niños como esclavos y posteriormente, otorgaron quinientos colonos y habitaron por si mismo el territorio”.

   El destino de Melos, no solo expone la naturaleza malhechora del imperio ateniense, sino que aún plantea, el motivo por el cual debemos de ser equitativos. Los autores griegos como Hesíodo y Herodoto, aseguran a sus leedores que serán recompensados; pero acontecimientos como la exterminación de los melianos surge lo opuesto. Y si es real, lo que insinúa el autor del fragmento de Sísifo [13], que el único rasgo por el debemos ser imparciales, es el miedo a los ídolos, y si de igual modo es cierto que estos son inexistentes (hipótesis de Sísifo) o bien son injustices (hipótesis de los delegados atenienses en el Diálogo de Melianos), explicando por qué ocurren sucesos como la masacre de Melian, entonce, parece que no contamos con el objetivo para comportarnos adecuadamente, excepto el desasosiego a la idoneidad de los demás para desquitarse, que “bien … solo es una cuestión entre iguales de poder”.

   ¿Los representantes atenienses en Melos realmente ofrecieron argumentos amorales de poder-hacer-justicia que Tucídides les atribuye? No hay forma de saberlo. Pero sus ideas  estaban en el aire para la sociedad ateniense, como presenciaremos.

   ¿Los argumentos atenienses en Melos representan los propios puntos de vista de Tucídides? Seguramente no del todo; Tucídides claramente desaprueba el proceso ateniense de los melianos, al igual que censura el trato que Kleon había propuesto para los mitilenos. Pero dado su cinismo en general y su pragmatismo implacable, es difícil advertir qué argumentos contrarios se podrían ofrecer.

   Da la casualidad que, uno de los contemporáneos y conciudadanos de Tucídides brindaba argumentos contradictorios. Pero Tucídides nunca lo menciona. Su nombre era Sócrates.


Referencias:

[1] See part 22 of this series.

[2] Thucydides, History of the Peloponnesian War, trans. Richard Crawley (London:  Longmans Green, 1874), II.6.

[3] Thucydides, History I.3.

[4] History II.7.

[5] In letters to John Holmes (22 April 1820) and Lydia Huntley Sigourney (18 July 1824).

[6] History III.9.

[7] Roderick T. Long, “The Nature of Law, Part IV: The Basis of Natural Law,” Formulations 4.2 (Winter 1996-97).

[8] History III.9.

[9] See part 14 of this series.

[10] History V.17.

[11] Or, to quote Game of Thrones:  “And who are you, the proud lord said, that I must bow so low?”

[12] See part 20 of this series.

[13] Ibid.

 Anteriormente: 


Este artículo expresa únicamente la opinión del autor y no necesariamente la de la organización en su totalidad. Students For Liberty está comprometida con facilitar un diálogo amplio por la libertad, representando opiniones diversas. Si eres un estudiante interesado en presentar tu perspectiva en este blog, escríbele a la Editora en Jefe, de EsLibertad, Alejandra González, a [email protected].

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