Volver a John Locke

 

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La mayor parte de los liberales que leemos, debatimos y escribimos a diario, estamos dando la batalla por las ideas desde campos diversos, pero tenemos un defecto importante, nos hemos vuelto economicistas.

La economía ha pasado a ser el idioma principal de los luchadores de la libertad y, claramente, demostramos que ella puede ser entendida sin la necesidad de toda una parafernalia cómo se dicta en las universidades. Sin embargo, dicha especialización nos hace perder de vista la otra cara del liberalismo: la filosófica, y es allí -a mi parecer- donde está el germen de la victoria de nuestras ideas, los fundamentos de porque todo el sistema que defendemos es moralmente superior.

Sale a relucir que, como liberales, no solo creemos que nuestro sistema es moral, sino que es superior, y solo basta mirar la historia de la humanidad para comprobar que el impacto de estas ideas fue determinante para el paso a la modernidad, la reducción de la pobreza, el fin de la esclavitud, el reconocimiento de la propiedad privada, entre otros grandes avances.

Aunque nuestros adversarios ideológicos, los socialistas, pretenden vendernos espejitos de colores por medio de un mensaje cargado de sensibilidad, emoción y sentimiento, no han sido sus proposiciones las que han dotado de libertad a los hombres, sino el liberalismo, y fue John Locke, quien contribuyó decisivamente a cambiar la mentalidad filosófica y política de su tiempo y de las generaciones posteriores.

Locke orientó la preferencia sus reflexiones al estudio de problemas que preocupaban realmente a los hombres de su tiempo y, aunque  sus intereses filosóficos fueran bastante amplios, hay en él una tendencia dominante hacia el tratamiento de asuntos prácticos, siendo al comienzo del Ensayo sobre el Entendimiento Humano  (1689) el que marca lo que será la posición de su estudio:

“Nuestra ocupación aquí no es conocer todas las cosas, sino aquellas que conciernen a nuestra conducta” (Ensayo, I, i, 6.).

Es por medio de los factores que conciernen a la conducta, que se desprende que el gran tema de tratamiento de Locke sea la libertad, el cual tratará desde distintos ámbitos, dedicándole a cada uno de ellos un escrito. Hablará de la libertad económica  en Algunas consideraciones sobre las consecuencias de la baja de interés y el alza del valor del dinero; sobre la libertad religiosa en Cartas sobre la Tolerancia; y sobre la libertad política en Dos Tratados sobre el Gobierno.

La totalidad de la filosofía acuñada por John Locke está contenida en los Dos Tratados sobre el Gobierno, cuyo primer tratado es una refutación hacia los argumentos de Robert Filmer sobre la legitimidad del derecho divino de los reyes; y el segundo tratado, que consiste en comprender el poder político y su fuente original.

Manteniendo la línea de todo pensador contractualista, Locke comienza sus argumentos por medio del caso hipotético del Estado de Naturaleza, en donde se describe al individuo y su comportamiento bajo el supuesto de la no existencia de un marco de normas y autoridad. Cabe destacar que, esta visión del Estado de Naturaleza es un estado de abundancia donde la naturaleza provee de bienes y recursos para satisfacer necesidades, pero el hombre abandona dicho estado y se integra en sociedad civil porque dicho estado es inseguro, dado que impera la absoluta libertad y completa igualdad, en el sentido de que ningún hombre está sometido al poder de otro, y como en ese estado no existen normas generales de comportamiento ni un juez con autoridad reconocida y dotado para resolver los conflictos que pudieran suscitarse entre un hombre y otro —porque todos tienen igual poder para ejercer y aplicar la ley natural— nadie puede sentirse seguro en definitiva en cuanto a sus posibilidades de preservar la propiedad de su vida, de su libertad y de sus bienes. Por lo tanto, el principal objetivo que persiguen los hombres al integrarse a una sociedad civil es la protección cierta de su propiedad y, en consecuencia, la principal finalidad del poder civil no puede ser otra que proporcionar dicha protección a todos los miembros de la sociedad.

Locke concibe a la propiedad integrada por tres elementos: vida, libertad, bienes, los cuales se hallan interrelacionados y constituyendo la libertad como condición de preservación de los otros dos elementos.

Es por esto que en Locke encontraremos la búsqueda de los medios para asegurar el mayor grado de libertad individual dentro de la sociedad  por medio de la división, separación y control del poder, y si esto no fuera posible y se cayera en el despotismo, del derecho de rebelión.

Esta pequeña guía que contiene el pensamiento de John Locke, esboza un llamado a volver a él y de retomar al camino que trazó hacia la libertad. En tiempos en donde es necesario e imperante demostrar la moralidad del capitalismo, el fundamento de la libertad, la defensa de la propiedad privada y el límite del gobierno, entre otros, no necesitamos de fórmulas ni de algoritmos, tan solo volver a la fuente y seguir defendiendo tan grandioso sistema.

 

Este artículo fue escrito por Cristian Moreno, Director Nacional de EsLibertad para Argentina. Síguelo en Twitter. 


Este artículo expresa únicamente la opinión del autor y no necesariamente la de la organización en su totalidad. Students For Liberty está comprometida con facilitar un diálogo amplio por la libertad, representando opiniones diversas. 

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