Giordano Bruno, mártir de la libertad

“Las ideas sólo pueden ser combatidas por medio de mejores ideas. La batalla consiste, no en oponer, sino en exponer; no en revelar, sino en refutar; no en evadir, sino en proclamar con valentía una alternativa completa, coherente y radical” – Ayn Rand.


 

Escrito por Cristian Moreno

Director Nacional EsLibertad Argentina

 


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Giordano Bruno, nacido en 1548, al igual que Copérnico rechazaba que la Tierra fuera el centro del cosmos e incluso llegó a sostener que vivimos en un universo infinito repleto de mundos.

Giordano Bruno fue tan controvertido en su época que, después de un juicio de 8 años llevado a cabo por la Inquisición, murió quemado. ¿Los cargos? Se expresó con convicción en una época en el que la libertad de pensamiento, expresión y creencias podía resultar en una falta gravísima que ameritaba la pérdida de la propia vida.

Es Giordano Bruno un personaje relevante por su claro testimonio de sacrificio por aferrarse a las propias convicciones, dificultad de un mundo que desde el comienzo de las nociones no ha dejado de ser colectivista.

En términos actuales, podríamos decir que fue open mind, lo que le permitió tener una visión más amplia de la realidad. Si una característica podría definirlo, sería su capacidad para no conformarse con las verdades reveladas del mundo antiguo. En la búsqueda de la verdad y la realidad, es exponente por llevar la epistemología a niveles altísimos.

Pensemos en la antigüedad, donde solo algunos se atrevían a buscar alternativas o senderos distintos por miedo a la muerte; Giordano Bruno no solo promovió la libertad, sino que además fue un emprendedor. Si nadie emprendiera algo distinto – aun a costa de su propia vida –  la historia sería otra, y la humanidad no habría logrado los avances que en el presente disponemos.

Hoy, las soluciones distintas a las dificultades surgen de las vías alternativas, y para ellas recurrimos a la libertad y a aquello que nunca se ha intentado. El presente no es de riesgo epistemológico, por el contrario, lo hemos ensanchado junto con la visión de la realidad, que lleva a un compromiso distinto de aquellos que en el pasado no pudieron combatir en el plano de las ideas.

Como se afirmó arriba, Bruno ha sido emprendedor, emprendedor de una firmeza de convicciones que no se dejó arrastrar por la corriente, corriente que aún promovía un estatus de mundo irreal.

Pero no sólo fue un personaje de mente abierta y firme en su pensamiento; Bruno también difundía con pasión sus ideas, a tal grado que dio la vida por ellas. Sus biógrafos expresan que era un tipo que buscaba espacios para presentar su doctrina, aun teniendo en vereda opuesta a la Inquisición Romana. Incluso, cuando uno lee sus obras De la causa, principio y uno, y sobre el universo infinito y los mundos, lo primero que percibe es esta pasión por explicar su razonamiento, de igual manera que lo hace un emprendedor contagiando a otros para compartir su visión.

En definitiva, Giordano Bruno es un personaje que tiene mucho que aportar a todos aquellos que desean incurrir en la batalla de ideas, –o que ya están en ello-, no sólo entorno al pensamiento filosófico o científico, sino también para el ambiente empresarial y social, porque su existencia ha sido un auténtico testimonio de esfuerzo y constancia, así como de aporte al mundo en el que vivimos.

Este mártir de la libertad, símbolo del pensamiento libre rebelado frente al dogma, permaneció siete años en la cárcel de la inquisición romana y se le otorgó en dos ocasiones la posibilidad de retractarse y reflexionar, manteniéndose firme en la negativa siempre que se le preguntó.

Finalmente, declarado hereje, se ordenó que sus libros fueran quemados en la Plaza de San Pedro (Vaticano) e incluidos en el índice de libros prohibidos; tras oír la sentencia de ser quemado vivo, dijo al momento de ser juzgado: “El miedo que sentís al imponerme esta sentencia tal vez sea mayor que el que siento yo al aceptarla”.

Giordano Bruno no gozó del privilegio que algunos prisioneros tenían de ser ejecutados antes para evitarle el sufrimiento de las llamas, no solo eso, para que no hablase frente a los espectadores, paralizaron su lengua.

En el año 2000, la Iglesia Católica – institución de la que formó parte siendo sacerdote – pidió perdón sobre su trágico final, bajo la admisión de culpa, celebrada por el Papa Juan Pablo II.

 

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Este artículo expresa únicamente la opinión del autor y no necesariamente la de la organización en su totalidad. Students For Liberty está comprometida con facilitar un diálogo amplio por la libertad, representando opiniones diversas. 

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