Escrito por Nicolás Lisandro Chocobar
Coordinador Local de Eslibertad en Capital Federal y Traductor público por la Universidad de Buenos Aires.
El futuro de las lenguas del mundo y del entendimiento pacífico entre las culturas
Empiezo escribiendo este ensayo con más preguntas que respuestas. Este es, afortunadamente, un modo muy efectivo de acercarme al lector, quien igual que yo, tiene más interrogantes que certezas respecto a este tema, y es normal que así sea. Al estar frente a un tema que demanda un gran esfuerzo de imaginación y gran volumen de datos, se genera inmediatamente la inquietud de encarar un desafío, que requiere un interminable caudal de curiosidad intelectual. Digo interminable, no porque el conocimiento enciclopédico humano no tenga fronteras y vaya a extenderse hacia el infinito con el paso del tiempo, sino porque en el transcurso de la vida de una persona en el siglo XXI, el volumen de conocimiento disponible irá aumentando proporcionalmente a las capacidades de retención de datos en la memoria a un ritmo cada vez más fuera del alcance de la mente de los individuos.
Dicho esto, los interrogantes que voy a plantear van a demandar un nivel de curiosidad que supone una fuente inagotable de búsquedas e inquietudes ideal para una mente inquieta deseosa de saciar su entusiasmo de investigación.
LA COMPLEJIZACIÓN Y LA SIMPLIFICACIÓN DE LA CULTURA
Empecemos por un tema sencillo: la globalización
Si vamos a abordar el tema del futuro de las lenguas humanas en el mundo, partiendo desde la tercera década del siglo XXI, es necesario empezar por un interrogante muy sencillo y que una importante mayoría de la gente puede entusiasmarse en contestar: ¿La globalización hace que la cultura se simplifique o se complejice?
Es muy importante saber encarar esta cuestión sin hacer juicios de valor, sino simplemente observando la realidad y contestando.
Primero, presento dos posibles argumentos a favor de la idea de que la cultura del hombre se vuelve cada vez más compleja con la globalización:
Ahora, entremos de lleno en dos posibles argumentos a favor de que la globalización hace que la cultura humana se simplifique.
Este segundo argumento es el que trae la semilla de uno de los grandes interrogantes que voy a plantear y es importante regresar a este punto. ¿Realmente nuestra cultura se empobrece con la globalización? ¿Cómo afecta a nuestra cultura el hecho de que un solo idioma domine toda la cultura que consumimos?
Volviendo a los dos argumentos a favor de la idea de la complejización. No podemos negar que cada vez se hablan menos idiomas en el mundo. Las lenguas humanas tienden a extinguirse. Para decirlo en términos, digamos, demográficos: la tasa de mortalidad de los idiomas es mucho más alta que la tasa de natalidad, con lo cual la “diversidad lingüística” de mundo es o sería, en términos cuantitativos al menos, cada vez más pequeña. Este crisol colorido de lenguas humanas es cada vez menos colorido, y cada vez más gris, monocromático y opaco, para decirlo en términos llanos. Todo esto sucede en contraposición a lo que planteamos en los primeros dos argumentos. Es decir, el volumen de bienes y servicios que son posibles de ser ofertados y demandados en el mercado supone un abanico cada vez más colorido, mientras el que el inventario de lenguas en el mundo es cada vez menor, y peor aún, son solamente diez u once las lenguas que llegan a depositar su cultura en todos los rincones del planeta independientemente de las fronteras de los estados nacionales modernos. Estas son: inglés, español, francés, portugués, italiano, japonés, ruso, chino, alemán, árabe y coreano. Las demás lenguas del mundo son las que llamaremos en este ensayo, para simplificar su definición, idiomas nicho, es decir, lenguas que se mantienen en su nicho originario y no expanden su cultura fuera de esas fronteras que pueden ser nacionales o no.
PROTECCIONISMO CULTURAL VERSUS INTEGRACIÓN GLOBAL
El dilema de salvar la diversidad o sucumbir en el pragmatismo
Si hacemos un mapamundi dividido en base a todas las lenguas vivas que se hablan en el mundo nos encontraremos un fenómeno evidente que podemos describir separadamente en tres mundos muy diferenciados:
Habiendo descrito este escenario en estas tres facetas totalmente distintas entre sí ¿Cómo se presenta el futuro de la división lingüística de estos tres distintos mundos en las próximas seis décadas?
Para abordar esta intrigante cuestión, conviene recordar las dos fuerzas contrapuestas que presenté en los anteriores posibles argumentos: por un lado la simplificación de la cultura, llamémosle pragmatismo cultural, y por otro, la complejización que a su vez puede verse evidenciada en dos fenómenos que a su vez se contraponen entre sí: el conservadurismo o proteccionismo cultural, que es muy similar al proteccionismo económico o el nacionalismo exacerbado y por otro lado el progreso, el perfeccionamiento y la sofisticación de la infraestructura de sistemas educativos y de comunicación alrededor del mundo, que permiten que los individuos accedan a un mayor volumen de conocimiento con menos esfuerzo. Cabe agregar a esto que el aprendizaje de diferentes lenguas es cada vez más sencillo gracias a internet, ya que por este medio se puede acceder a un contenido audiovisual de cultura de cualquier nación del mundo de un tamaño sin precedentes.
A su vez, la globalización permite una libertad de elección sin parangón en la historia. Los contenidos a los que podemos acceder están sujetos a nuestros gustos e intereses individuales, no existe coacción, violencia ni engaño detrás de los medios masivos, ya que en caso de que la hubiera y siendo capaces de descubrir esta estafa, los medios que sucumbiesen en esas artimañas automáticamente fracasarían porque perderían el aval de los consumidores de dicha información.
En este marco de mayor libertad de elección, los individuos deciden qué cultura consumir y qué cultura no consumir. Es decir, aquellas culturas, hábitos de consumo, parámetros de apreciación estética, sentido del humor, etc… que logren satisfacer las demandas de un mayor número de individuos serán las que prevalecerán y se mantendrán vivas a lo largo de las décadas, y aquellas que queden en desuso, y sean evidentemente rechazadas por poco útiles o poco interesantes, serán desplazadas por hábitos más eficientes, saludables y sofisticados conforme la ciencia y la tecnología avancen.
Dicho esto, y como parte constitutiva de este fenómeno, este es precisamente el motivo central por el cual cada vez existen menos lenguas vivas en mundo. Aquellas lenguas con un inventario muy limitado de fonemas y lexemas van perdiendo terreno respecto de idiomas más ricos, más abundantes en tradición escrita, artística y científica, porque los individuos espontáneamente deciden utilizar lenguas más ricas y más útiles para comunicarse, independientemente del tierno corazón nacionalista que pueda llevar a proteger lenguas en extinción como el tongano o el hawaiano. Algo así acontece con todas las lenguas en peligro de extinción.
Solamente aquellos idiomas que se hayan preservado sin modificaciones hasta bien entrado el siglo XXI y se mantengan con una utilización dominante en los medios de comunicación actuales son las lenguas que conviene considerar como candidatas a sobrevivir hasta fines de siglo, mientras que aquellos que no lo hayan logrado, indudablemente desaparecerán.
La cuestión es la siguiente, bajo ningún punto de vista el proteccionismo cultural preserva ningún tipo de diversidad. Si una cultura de aísla del mundo, sus posibilidades de desaparecer son mucho mayores, porque los individuos espontáneamente terminarán eligiendo lenguas y paradigmas culturales que mejoren su calidad de vida y satisfagan sus necesidades e inquietudes materiales e intelectuales. Por otro lado, mientras más integrada esté una cultura al resto de mundo, más posibilidades tendrá de competir con otras, compartir su contenido, e intercambiar informaciones y, por lo tanto, perfeccionarse, fortalecerse y prevalecer en el tiempo.
Concluyendo con esta idea, la decisión de si una lengua se mantiene viva o se extingue recae pura y exclusivamente en los individuos que componen las distintas comunidades lingüísticas. La coacción y la planificación de los gobiernos solamente distorsiona este proceso natural de cambio y seguramente generará efectos opuestos a los buscados.
HACIENDO FUTUROLOGÍA
¿Un inventario definitivo de lenguas que sobrevivan a los siglos futuros?
Regresando a la idea del mapamundi, es muy útil dividir el mundo en estos tres estadios. En el primero de ellos, los interrogantes están más que resueltos: solamente cuatro idiomas son los “vencedores” en el derrotero de la evolución del mapa lingüístico, con la salvedad de contadas lenguas indígenas muy extendidas y arraigadas en sus respectivos territorios de origen como el quechua, el guaraní, el navajo y el náhuatl. Cabe aclarar que en muchos casos las lenguas indígenas consisten en continuos dialectales con muy poca cohesión, estandarización y acceso masivo a los medios actuales de difusión cultural, con lo cual se vuelven mucho más vulnerables a ser desplazadas en un futuro por las cuatro lenguas europeas predominantes.
En el segundo de los mundos, la batalla se vuelve desde ya mucho más que apasionante. Acá tenemos 44 lenguas incluyendo los 11 idiomas mundiales enumerados anteriormente y otros 33 idiomas nicho nacionales (entre los que incluyo el catalán y el kurdo). Estos idiomas nicho han logrado diferenciarse de todas las lenguas a su alrededor de una manera clara y sólida, han logrado estandarizarse y preservar una tradición escrita rica y organizada y tienen un inventario lexicográfico consistente, único y copioso que los mantiene vivos y sin perspectivas de peligro de extinción.
Si vamos al tercero de los mundos (el cual podemos llamar “primer estadio de evolución”), notamos que la diversidad lingüística supera geométricamente al número de estados nacionales separados políticamente entre sí, con lo cual la tarea de delimitar dónde empieza y dónde termina una lengua supone una dificultad superlativa, ya que en la gran mayoría de estos países, la unificación del inventario lexicográfico de estas lenguas habladas por varios millones de personas es muy limitada y rudimentaria. Las lenguas están en constante interacción y mutación y la gama de dialectos y continuos dialectales es muy desorganizada y abundante, con lo cual el nivel de inteligibilidad entre distintos dialectos varía en gran medida, y hasta resulta difícil diferenciar qué es un idioma y qué es un dialecto de un idioma.
El guaraní y el irlandés: ¿dos realidades opuestas?
Haciendo un paréntesis en esta reflexión sobre futurología del lenguaje, es importante no pecar de eurocéntrico en nuestras definiciones. Dentro de los idiomas nicho ya mencionados incluyo al irlandés, el islandés y el maltés que tienen menos de un millón de hablantes nativos cada uno, mientras que por ejemplo el guaraní que cuenta con alrededor de 8 millones de hablantes, se encuentra encajonado geográficamente en el mundo que denomino del tercer estadio de evolución, y también puede considerarse un idioma nicho en su propia circunstancia actual. Es muy difícil pronosticar cuál de estos idiomas correrá mejor suerte en su preservación a lo largo del siglo XXI, pero vale recordar que no le restamos importancia cultural al guaraní por no tratarse de una lengua europea.
EL MUNDO DEL PROGRESO
La promesa de desarrollo de las regiones más pobres del mundo
Podemos llamar a este mundo del primer estadio de la evolución lingüística la “tierra prometida”. Aquí es donde están las economías con mayor tasa de crecimiento del mundo y todas ellas son países de mediano o bajo ingreso que además tienen las mayores tasas crecimiento poblacional. Esta región del mundo es la que más ha disfrutado de los beneficios de una economía abierta al comercio internacional en las últimas tres décadas del siglo XX y que a su vez seguirá experimentando este rápido desarrollo durante la primera mitad del siglo XXI. Todo este mundo actualmente sumido en las tinieblas del progreso concentra cerca del 70 % de la población mundial.
Hecho este prólogo, vamos a intentar vagamente enumerar los idiomas que pertenecen a esto que llamo el cúmulo de idiomas en el “primer estadio de evolución” y que encuentran su nicho en este gran grupo de países del “tercero de los mundos”.
Idiomas nicho de Asia
Vamos a separar el continente asiático entre diferentes zonas según el nivel dificultad que presentan para determinar qué es un idioma y qué no.
Habiendo sorteado estos obstáculos que propone el continente asiático para enumerar sus lenguas más importantes, llegamos a un número aproximado de 100 idiomas nicho de la zona menos desarrollada de este continente.
Idiomas nicho de África
Llegamos por fin al continente con mayor diversidad lingüística del mundo. Si solamente tenemos en cuenta idiomas con un número de hablantes totales mayor a cinco millones, idiomas que cuentan con una identidad nacional definida, como el caso del setswana, el kiñaruanda, el kirundi y otros, y además tenemos en cuenta el grado de independencia lexicográfica de las lenguas, llegamos a un número aproximado de 60 idiomas nicho que reúnen estas características.
Uniendo los pedazos
Finalmente, haciendo una sumatoria de los aproximadamente 100 idiomas nicho asiáticos, los 60 africanos, los 33 del segundo estadio, los 11 idiomas mundiales, y las 4 lenguas indígenas americanas más importantes, llegamos a un guarismo tentativo de 208 idiomas. Todos ellos cuentan o bien con un número de hablantes muy abundante y una cohesión significativa en su comunidad lingüística, o bien con una gran estandarización e identificación de la población de un estado nacional moderno al cual pertenece la lengua.
Conclusión
Para redondear las ideas de la simplificación o complejización de la cultura global y del futuro de los idiomas nicho en el mundo en lo que resta del siglo XXI, voy a concluir en dos reflexiones.
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Este artículo expresa únicamente la opinión del autor y no necesariamente la de la organización en su totalidad. Students For Liberty está comprometida con facilitar un diálogo amplio por la libertad, representando opiniones diversas.