Hoy día, en cifras de la Organización Mundial del Turismo (OMT), se estima que a nivel global el turismo está generando ganancias iguales o incluso mayores que la exportación del petróleo, la industria alimenticia o la automotriz. Convirtiendo así a esta actividad económica en el estandarte de progreso de las naciones en desarrollo.
Eréndira Rubio Directora Regional para el centro de México |
Hace algunos meses comencé la planeación de un viaje que, después de mucha reflexión, decidí hacer. Debo decir que mi intención de visitar Venezuela nunca estuvo orientada a la idea de hacer turismo, de sobra tenía conciencia de la situación poco favorable en la que se encontraba el país y más de una vez recibí el mismo consejo que todos podríamos obviar “No vayas a Venezuela”, no importó y, tras arreglar todo, emprendí.
El descenso aéreo en el Aeropuerto Simón Bolívar es emocionante, cuando llegas te encuentras con el precioso Mar Caribe y sientes como si pudieras tocar las olas al estirar la mano, fue evidente mi reacción y por primera vez (por supuesto no última) me descubrió como la única extranjera en un vuelo que estaba al 40% de su capacidad. Me tuve que acostumbrar a esa manera de ser observada, esa mezcla entre curiosidad y desconfianza.
No existe un vuelo directo entre Ciudad de México y Caracas, esto debido a que aerolíneas de clase internacional como Aeroméxico, Lufthansa, Avianca o Latam decidieron cesar sus operaciones en Venezuela. La Asociación Internacional de Transporte Aéreo explica que las aerolíneas salieron por los continuos problemas relacionados con el control cambiario estatal y la inestabilidad económica que causaba que las aerolíneas operaran con pérdidas continuas. Así en un aeropuerto casi vacío y ante la sorpresa del empleado de Migración inicié mi travesía.
La primera cosa que debe tener en mente un extranjero visitando Venezuela es la imposibilidad de pagar en una moneda diferente al bolívar, contrario a lo que se cree, incluso en tiendas de origen extranjero la sentencia es siempre la misma “No se aceptan dólares”. En hora buena, la tasa de cambio oficial (DICOM) está muy por debajo del valor de mercado del Dólar, eso aunado a la elevada inflación, hace para alguien de una nacionalidad como la mía (con una moneda que no se encuentra en su mejor momento frente al Dólar) una visita a Caracas casi tan cara como un Eurotour.
Como forma meramente de resiliencia humana, en Venezuela nadie cambia sus divisas de manera legal, el acto que para nosotros generalmente es tan simple, para ellos se hace por medio de un mercado negro en el cual se puede obtener un precio justo por tu dinero.
Otro obstáculo – igual o mayor que el anterior – es la completa falta de dinero circulante, prácticamente es imposible conseguir Bolívares en efectivo. Los venezolanos se han adaptado a esto utilizando a la banca para todas sus operaciones, castigando así casi hasta su desaparición al micro-comerciante y el comercio informal. Como turista es complicado, ya que una cuenta bancaria es un trámite engorroso, el cual puede tornarse épico cuando no conoces el país. Entonces el turista para poder comer su primera arepa debe: encontrar un comprador para sus dólares, negociar una buena tasa de cambio, conseguir una tarjeta a la cual recibir la transferencia y tener suerte para que el banco le haga el depósito dentro de ese día para no tener que esperar 24 horas.
El turismo es un negocio complejo que genera ganancias de manera directa e indirecta, sin embargo, el impacto económico no puede suceder sin una inversión en infraestructura previa. Venezuela es un paraíso sudamericano que cuenta con playas hermosas, montañas andinas y selvas con atractivos tan famosos como la cascada del Salto del Ángel (sí, la que viste en UP de Disney), lamentablemente, en 2016 y 2017 según informes de la OMT Venezuela tuvo menor flujo turístico que países como Sudán, Siria, Irán, Palestina y Bosnia & Herzegovina (y sigue en descenso).
¿Por qué Venezuela no puede ser una potencia turística?
Simple, porque si ya es complicado para un nacional el acceder a la infraestructura básica para satisfacer sus necesidades básicas, para un extranjero se convierte en algo completamente impensable el recorrer el país. Tan solo la dificultad para realizar cualquier tipo de movimiento interestatal tiene una serie de factores que lo vuelven más y más complejo: 1. No hay autobuses ni vuelos disponibles; 2. Cuando lo consigues te sometes a los tiempos de las corridas complicando la planeación de tu viaje; 3. Ya en el camino, corres el riesgo de ser víctima de la delincuencia, cabe mencionar que para distintas organizaciones de DD.HH. como Amnistía Internacional y el Observatorio Venezolano de Violencia, Venezuela es el país más violento del mundo.
Durante mi estancia en el país, tuve la oportunidad (y necesidad) de viajar a Mérida, en el occidente de Venezuela, logré resolver los tres anteriores puntos, pero lo que no pude evitar fue un trayecto de 14 horas, extenso no solo por distancia sino por el pésimo estado de las carreteras, trayecto durante el cual el autobús fue detenido en diversas ocasiones por la Guardia Nacional, quienes nos revisaron desde nuestros objetos personales hasta nuestras maletas, todo esto en parajes desolados y oscuros, violando así de manera sistemática y cínica nuestros derechos humanos, como si fuera una actividad tan normal como un policía dirigiendo el tráfico.
He escuchado en reiteradas ocasiones a personas provenientes de países como México que minimizan la crisis en la que se encuentra Venezuela ¡Que perverso el defender una de las injusticias y atentados a la Dignidad Humana más grandes de la historia solo por intentar probar un punto que existe no en nuestro raciocinio, sino en nuestra ideología ciega!
Caracas tiene lugares hermosos e impresionantes, el Capitolio es uno de los edificios más bellos que he visto, la Universidad Central de Venezuela es considerada Patrimonio de la Humanidad por su magnificencia e historia, sin embargo, en mi viaje no existen fotos de ello porque arriesgarte a mostrar un teléfono celular en público es poner en peligro tu vida y la de quienes te acompañan, tan solo en 2017 Venezuela ya ocupaba el puesto 131 de 137 en el Índice de Seguridad y Protección dentro del Informe Global de Competitividad en Viajes y Turismo del Foro Económico Mundial, si haces turismo en Venezuela dile adiós a tus 20 posts al día en Facebook sobre tu viaje.
Lo único más impresionante que la vista de la Guaira desde la cima del Ávila es cuando das media vuelta y observas las colonias populares como Petare, Catia y Propatria, espacios habitacionales que son el reflejo claro de la consecuencia traída por gobiernos nefastos y delincuentes que a través de políticas socialistas asfixiaron la economía y la libertad de la población hasta llegar al punto de la desesperanza que ha causado el éxodo migrante.
¿Es posible que el impulso a la industria turística sea una solución para la economía de Venezuela? Sí, definitivamente sí. ¿Es posible con un gobierno socialista? No, la inoperancia turística de Venezuela va más allá de repartir panfletos sobre la belleza del país en Ferias Internacionales. Mientras se siga teniendo un gobierno controlador, corrupto y liberticida no habrá solución que baste para terminar con la pobreza. Así funciona la política intervencionista, castiga a la propiedad privada hasta que aún las opciones más obvias, se vuelven mitos que solo existían en el pasado.
Al final, aquellos que me dijeron que no viajara a Venezuela me preguntaron si valió la pena ¿Mi respuesta? Valió la pena cada segundo, Caracas es una ciudad que trasciende en la mente y corazón de quienes conectan con ella, la historia de superación, fuerza y resiliencia de los venezolanos es un ejemplo para todos nosotros, como activistas libertarios su causa es nuestra causa y no pararemos hasta lograr que todos seamos libres, sin importar en dónde nacimos.
Salí el día 17 de enero de Venezuela, al igual que muchos allá nunca imaginé el panorama de hoy: Por fin hay esperanza.
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Este artículo expresa únicamente la opinión del autor y no necesariamente la de la organización en su totalidad. Students For Liberty está comprometida con facilitar un diálogo amplio por la libertad, representando opiniones diversas.