El amor por la libertad

El amor por la libertad

Me han contado varias historias de cómo muchos idealistas que luchaban por un mundo mejor, convencidos plenamente de que estaban haciendo lo correcto, hoy están rendidos y cansados porque se dieron cuenta de que a pesar de su lucha, a pesar de todos sus esfuerzos, no pudieron mejorar el mundo, incluso teniendo la oportunidad de llevar sus ideas a la práctica, lo curioso es que los protagonistas de esas historias no habían defendido las ideas y los principios de la libertad.


Leonard Quinde

Director Nacional de EsLibertad para Ecuador

 


Muchos nos hemos sentido perdidos en este mundo, muchos hemos sentido que algo no está bien, que algo anda mal con el sistema y la mayoría de veces no encontramos una respuesta que nos satisfaga.

Hemos sentido las ganas de alzar nuestra voz, pero no sabemos exactamente qué decir o cómo decirlo, pues nos embriaga la duda sobre si lo que decimos realmente solucionará o agravará más los problemas. Hemos vivido en esa incertidumbre de no saber cuál es la lucha correcta o cómo llevarla a cabo, hemos vivido sin un horizonte, sin un objetivo, sin un camino para transitar en busca de un mundo mejor.

Muchos hemos emprendido diferentes batallas para tratar de cambiar el mundo, desde la religión, la política o las ideas; pero no sabemos si realmente los principios o los valores que profesamos sobre la religión son realmente los que necesita el mundo, si las políticas que queremos crear son las que le traerán beneficio a nuestro país o si las ideas que transmitimos nos traerán día mejores. Especialmente en Latinoamérica, los jóvenes, o quienes alguna vez fuimos jóvenes, nos hemos sentido perdidos y taciturnos, viviendo en continua desesperanza.

Me han contado varias historias de cómo muchos idealistas que luchaban por un mundo mejor, convencidos plenamente de que estaban haciendo lo correcto, hoy están rendidos y cansados porque se dieron cuenta de que a pesar de su lucha, a pesar de todos sus esfuerzos, no pudieron mejorar el mundo, incluso teniendo la oportunidad de llevar sus ideas a la práctica, lo curioso es que los protagonistas de esas historias no habían defendido las ideas y los principios de la libertad.

Mientras ellos se rinden, me he topado con personas que llevan décadas apasionados por defender las ideas de libertad y orgullosas de sus logros al momento de llevarlas a la realidad. Cuando empiezas a analizar, a leer y a estudiar sobre estas ideas, es prácticamente imposible no enamorarte de ellas, de un rato al otro comienzas a sentir que todo tiene sentido, que todo cuadra, que al fin has encontrado esa respuesta que tanto buscabas y que tu corazón tanto anhelaba, sientes que al fin estás en la causa correcta y que vale la pena incluso arriesgar la vida por ella.

Defender la libertad no es cosa fácil y nunca lo ha sido. Muchos lucharon por lograr pequeñas o grandes victorias en favor de un mundo más libre. Muchos buscaron alcanzar mayores libertades para sí mismos y los suyos, y murieron sin ver el fruto de su trabajo. Y como si no fuera suficiente, con la dificultad de conseguir algo de libertad, ésta es tan frágil que se gana milímetro a milímetro, pero en un solo instante, a la velocidad de hacer una firma, alguien más -sin previo aviso- puede quitárnosla.

Esta historia ocurre así en casi todas partes del mundo, y es mucho más grave en Latinoamérica. Aquí los libertarios, las personas que tenemos una mayor noción de lo maravillosa que es la libertad, aún somos relativamente pocos. Muchas veces nos toca debatir y hacer ver a nuestros padres, amigos, familia, pareja, conocidos y desconocidos que esa molestia que a veces sienten  es la libertad gritando desde sus adentros al ser atacada. A menudo, parecería que no se dan cuenta, y es por ello que ser libertario es de valientes. Porque aunque puedas a llegar a conocer a personas que comparten tu visión, en tu diario vivir muchas veces parece que eres el único que escucha a la libertad rasgarse las vestiduras con cada mandato de un gobierno que la deja cada vez más acorralada.

Cuando amas la libertad frecuentemente tu voz es la única que se levanta en medio de un aula de clases, en medio de una conferencia o en medio de una reunión para defender la libertad. Algunos ríen, y muchos otros callan y escuchan. Terminas de hablar y sientes que quizás has hecho poco, que tal vez no estás en un lugar en el que puedas influir lo suficiente, sin embargo, la defensa de la libertad no solo se ejerce cada vez que algo nos molesta,  se trata de un trabajo diario. Algunos han luchado durante décadas para recién hace pocos años ver crecer su lucha a niveles más significativos.

Amar la libertad es de valientes porque muchas veces con poco tienes que hacer milagros para que el mensaje de la libertad llegue más lejos. Porque no hay mejor esfuerzo que hacer que la mayor cantidad de personas se den cuenta de lo que es la libertad y cuantos beneficios ésta les trae a sí mismos y a la sociedad. Porque solo los valientes son capaces de tomar el control de sus vidas y no depender de nada más que de sus propias fuerzas para levantarse cuando han caído. Porque es de valientes ayudar a quienes se quiera y no esperar a que alguien más lo haga. Porque es de valientes solucionar tus propios problemas y no aguardar a que alguien más pueda solucionarlos por ti.

Aprender, defender y luchar por las ideas de libertad, tiene un efecto liberador en nuestras almas incluso antes de conseguir en la práctica países más libres porque retomamos la esperanza. Lo que se creía perdido, lo que se creía que solo podía ser así, que debíamos acostumbrarnos a ir acorde a la corriente, deja de ser cierto y sabemos que es así, sentimos que es así porque es algo que está inscrito en nuestro ser desde siempre, pero es algo que no sabíamos hasta que empezamos a transitar por el camino revelador de estas ideas.

Escuchar por primera vez sobre las ideas de libertad es como tomar una bocanada de aire fresco luego de estar sumergido durante mucho tiempo bajo el agua, es por ello que a todos quienes lean este artículo y no estén seguros a  lo que me refiero, pero en algún punto se sintieron identificados, los invito a no parar aquí, continúen buscando más, yendo más allá. Este es solo el comienzo de un camino del que les aseguro no se arrepentirán, porque no hay nada más hermoso, trascendental y valioso que luchar por la libertad, a quienes ya han tomado este camino los insto a que no desfallezcan, que recuerden que en realidad no están solos, que somos cada vez más los que luchamos día a día por defender la libertad, y que juntos construiremos peldaño a peldaño las escaleras que permitirán a muchos avanzar hacia sociedades más prósperas, más solidarias, más pacíficas y por supuesto, más libres.

 


Este artículo expresa únicamente la opinión del autor y no necesariamente la de la organización en su totalidad. Students For Liberty está comprometida con facilitar un diálogo amplio por la libertad, representando opiniones diversas. 

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