Más urbanismo, menos estatismo

Más urbanismo, menos estatismo

En las últimas décadas de nuestra historia se ha consolidado la característica urbana de nuestras sociedades como un estándar global, aprovechando las ventajas de las ciudades como generadoras de empleo, riqueza, bienes y servicios. Este mismo proceso, al igual que todos los cambios en el modo de vivir el ser humano, se puede decir que trajo consigo retos y problemáticas. Desde las ciudades más pobres hasta las más prósperas, cada vez una serie de patologías es el resultado de cientos de miles de personas intentando vivir, trabajar y responder a las necesidades de cada vez más densamente poblados, de manera autónoma pero coordinada.


Adolfo Mauricio Urquizo

Arquitecto, Director Nacional de Estudiantes por la Libertad Bolivia


La ciudad contemporánea alberga una infinidad de interacciones entre los individuos que la conforman, en múltiples niveles y espectros, los cuales sólo tienden a hacerse más complejos y difíciles de detectar conforme avanza la tecnología que la sostiene. Sobre estos mismos avances no solamente se construyen complejas redes de cooperación, si no también se disuelven las distancias y fronteras que las separan entre sí, generando paulatinamente el aspecto de la ciudad global, indeterminada, líquida, como propondría (Zygmunt) Bauman.

Las formas de organización social, sin embargo, evolucionan de forma mucho más lenta que la tecnología. Los sistemas de organización colectiva son incapaces de seguirle el paso al individuo en su  búsqueda del crecimiento y la felicidad, ya que por naturaleza carecen de la información necesaria para ello: el valor subjetivo que cada persona le da las cosas, las experiencias y las relaciones. Tal es el caso de la organización y administración moderna de las ciudades, las cuales los gobernantes entienden aún como animales salvajes que hay que domar, cayendo nuevamente y sin aprender de la historia en la fatal arrogancia del planificador que, en base a fórmulas y algoritmos, pretende ilusoriamente adelantarse y dirigir la vida en las ciudades (y sociedades), estableciendo donde se trabaja, donde se pasea y donde se vive, dictando también cual es el mejor modo y tiempo de hacerlo, apoyando todas sus decisiones en el poder coercitivo del estado.

Si bien el nivel de desarrollo de las ciudades generará una gama diversa de problemas en cada situación, generalmente la solución encontrada seguirá el mismo proceso, donde un gobierno local pretenderá comprender todas las variables posibles de la situación, las necesidades y deseos de todos los afectados y venderá a su población cautiva la ‘’solución óptima’’ respaldada en planificadores del más alto nivel. Sin embargo en la gran mayoría de estas problemáticas puede rastrearse el origen de la situación a estos mismos procesos anteriormente aplicados de forma coercitiva y sin una capacidad de análisis efectivo.

La posibilidad real de sobrellevar la constante generación de dificultades y emergencias en la vida urbana no pasa por una suntuosa planificación, sino por la aplicación de un urbanismo resiliente, capaz de adaptarse y adaptar la estructura física y social de la misma ciudad a la incertidumbre, haciéndola parte de sí. La proyección de la ciudad hacia el futuro debe ser clara y firme en sus normas de convivencia (dígase un código de urbanismo) pero flexible programáticamente; que genere oportunidades para la implementación de programas interinos y usos espontáneos. Su misma característica indeterminada permitirá la intervención con un menor requerimiento de capital y una adaptabilidad mayor, no sólo desde el punto de vista del usuario sino también ante el medio ambiente, en un periodo en que el cambio climático y social es permanente.

En un urbanismo útil, se puede encontrar un motor de la cooperación espontánea, una dirección al sector privado, proyectos de mayor envergadura para satisfacer sus necesidades, evitando lo contrario, la urbanización irracional y la especulación derivada de la intervención estatal.


Este artículo expresa únicamente la opinión del autor. Students For Liberty está comprometido con facilitar un diálogo amplio por la libertad, representando opiniones diversas. 

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