Sr. Presidente, ¿a quién quiere domesticar?

Sr. Presidente, ¿a quién quiere domesticar?


Los tiempos modernos en los que vivimos se caracterizan por el famoso Carpe diem, un tópico literario que profesa aprovechar el hoy, porque no habrá mañana.  La filosofía planteada en la modernidad líquida es un atentado para todo lo bueno y correcto en el ser humano (siempre y cuando, se tome correcto a lo que produce un futuro positivo para el individuo).


Daan Morales Ayala

Sub-Director Regional de EsLibertad para el centro de México


Este 29 de marzo de 2019, durante su conferencia matutina, el presidente de México Andrés Manuel López Obrador (AMLO) hizo una triste analogía cuando habló sobre el papel que tiene el gobierno para con los pobres, una analogía que deja ver su equivocada concepción sobre el papel que debe jugar el gobierno y su relación con los ciudadanos. Cito su declaración:

“Está claro que la justicia es atender a la gente humilde, a la gente pobre. Esa es la función del Gobierno. Hasta los animalitos que tienen sentimiento, ya está demostrado, ni modo que se le diga una mascota, a ver, vete a buscar tu alimento, pues se le tiene que dar su alimento, sí, pero, en la concepción neoliberal, todo eso es populismo, paternalismo (…)”

Dejando de lado la triste comparación entre los pobres y los animalitos, pensemos por un momento cuál es la diferencia entre un animal silvestre y un animalito domesticado, al cual se está refiriendo AMLO:

En la vida silvestre

Un animal no nace con la supervivencia garantizada, éste debe aprender a cazar, a huir si es necesario, debe aprender a detectar peligros y con la experiencia de los años es como logra sobrevivir. No tiene un dueño que le garantice la comida, un refugio y agua, no tiene quién lo cuide, éste debe valerse por sí mismo y para ello tan sólo tiene la libertad de descubrir la forma correcta de hacerlo.

En la vida doméstica

Una mascota cuenta con todos los cuidados, se tiene su alimento garantizado, un refugio caliente y un buen trato. El animal doméstico ya no tiene la necesidad de buscar su propio alimento, pero ahora tiene obligaciones: no debe hacer ruido cuando no se le pida, no puede escaparse del refugio en el que se encuentre, no puede mostrarse inconforme si le hacen algo que no le gusta. Es decir, está a disposición de lo que el dueño quiera hacer con él, su supervivencia ya no depende de sus propias habilidades, ahora depende de qué tan obediente sea.

Es verdad, los animales silvestres no tienen la vida garantizada, por ello crean manadas que les garantizan la supervivencia, y entre ellos se cuidan y transmiten sus habilidades de caza a sus crías, para que mantengan con vida esa manada. Los animales domésticos no tienen la oportunidad de desarrollar habilidades que le ayuden a sobrevivir y valerse por sí solos, las únicas habilidades que pueden desarrollar son aquellas que puedan agradar al dueño; su vida y su libertad deja de pertenecer a ellos.

Bajo esta comparativa, AMLO no quiere seres libres, no quiere personas que puedan valerse por sí solas y que puedan desarrollar conocimiento y habilidades, él quiere mascotas que obedezcan, si obedecen tendrán derecho al alimento, al refugio y al buen trato, si no lo hacen les tocará el abandono. AMLO se ha mostrado siempre de la misma forma y lo confirma en su declaración: el presidente se considera dueño de los pobres.

La pobreza fue siempre la condición natural del ser humano, así como los animales silvestres no tienen garantizada la vida, los seres humanos no tenemos garantizado el éxito, tuvimos que construir relaciones, instituciones y empresas que facilitaran la vida a nuestros sucesores, tal como los animales silvestres tuvieron que pasar por situaciones adversas y crear manadas para hacer más fácil la vida a los de su especie.

Esa es la naturaleza del ser humano, la libertad para cometer errores y aprender de estos, la libertad para sobresalir y dedicarnos a labores en las cuáles tenemos ventaja, la libertad para asociarnos con quienes queramos. Si me preguntan qué animalito quisiera ser; aquel animal doméstico que tiene todo garantizado bajo la condición de obedecer las órdenes de un amo, o el silvestre que no tiene que obedecer a un amo y tampoco tiene garantizado que vivirá, pero tiene la libertad para intentarlo, mi respuesta siempre será la misma: ¡no me des migajas, prefiero la libertad!

Postdata: El dinero con el que el dueño mantiene a una mascota es dinero que obtuvo a base de trabajo y de ofrecer un servicio o producto a la comunidad; el dinero con el que AMLO planea mantener a las personas que considera mascotas no saldrá de su bolsillo ni de ninguno de la llamada cuarta transformación.


Esta publicación representa únicamente las opiniones  del autor y no necesariamente la posición de Students For Liberty Inc.  En el Blog de Estudiantes por la Libertad abogamos por el respeto a la libertad de expresión y el debate de las ideas.

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