El juego y el impulso político
La política es un juego interesante, los protagonistas pueden tener casi cualquier trasfondo y aun así triunfar, hay muchas formas de jugarlo, por ende, no tiene reglas claras y es en esencia una constante de aprendizaje en pos de ganar protagonismo y poder.
Francesco Direnzo Crapuzzi EsLibertad Leadership Associate, EsLibertad, Internacionalista |
El protagonismo político responde a este juego de constante aprendizaje, cualquiera puede tenerlo, pero mantenerlo por largos periodos es lo que realmente importa, y este llega dando mayor importancia a la realidad inmediata, es decir al presente, dando poca o ninguna consideración a las enseñanzas del pasado.
Muy a pesar de que las situaciones del pasado puedan dar luz sobre cómo actuar ante los problemas o situaciones de crisis, los actores políticos rara vez se dignan a mirar hacia atrás y pensar en cómo afrontar el presente, pues están tan centrados en su realidad inmediata que llegan a creerse invencibles, es este el caso de los actores que tienen el protagonismo y es así como llegan a perderlo frente a los parasitarios actores que no lo tienen.
Algo que nunca llegan a comprender es que las crisis del pasado tienen todas las respuestas para solucionar las del presente, y no toman en consideración las posibilidades de perpetuar su posición de poder a raíz de estas, dando paso así a actores menores a tomar protagonismo y aprovechar las crisis para incrementar su poder.
Los protagonistas del momento llegan a estar tan confiados de su posición que manejan un discurso de completa seguridad en sí mismos dando a entender que nada puede salirse de control y que ellos están preparados para lo que sea, a pesar de que esto vaya en contra de la realidad que percibe la gran mayoría de la población.
Esto puede asemejarse a tener un arma en todo momento y controlar la mayoría de las situaciones con esta, pero cuando hay una crisis real en vez de controlarla como deberían, se disparan en el pie.
Ante estas oportunidades los parasitarios actores menores, toman esta oportunidad como un impulso político para desestabilizar la posición de poder de los protagonistas, sea el sistema político que sea, y logrando en la mayoría de los casos quitar cuan lo menos, parte del protagonismo. Esto desemboca en cambios en quien ostenta y ejerce el poder y en el corto y mediano plazo quien es el verdadero protagonista.
Las crisis son la mejor herramienta para los políticos con poco o nulo protagonismo, y es así que casualmente se los ve imitando a los protagonistas en su accionar o proponiendo soluciones que estos no han dado aún, como si esto fuese algo desinteresado en pos de la población que se ha visto afectada.
No hace falta decir que su única intención es devenir en poder, sí juegan sus cartas de forma correcta, llegan a triunfar en el juego político eventualmente.
Es así que el poder llega a cambiar de manos, pues los protagonistas empiezan a perder su credibilidad y su influencia, y quizás logren mantenerse un poco más de tiempo en el poder, pero al no leer la realidad de forma completa, considerando las situaciones pasadas para aprender cómo lidiar con las crisis del presente, la pérdida de esta situación de poder es inminente, sea por el medio que sea.
De tal forma el protagonismo político cambia de manos cada tantos años y es así que los únicos que se ven afectados negativamente por el juego político son paradójicamente los que no hacen parte del mismo.
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