Hacia una nueva ilustración
El paradigma educativo está en crisis. Es una realidad que las dinámicas actuales que conservan fuertes elementos de hace dos siglos necesita una renovación. Así como nombramos estos elementos, el fracaso de la educación pasa por otro lado(o quizá tiene rasgos de los anteriormente mencionados), el adoctrinamiento estatalizado. Paul Feyerabend lo advirtió con su negación de la razón impuesta forzosamente por el especialismo estatal. Precisamos un nuevo paradigma.
Brian Frojmowicz Coordinador Eslibertad, estudiante de Ciencias Políticas de Universidad del CEMA. |
La educación pública argentina confirma los presagios de Feyerabend que la omnipotencia de la racionalidad instrumentalizada del Estado ha provocado una nueva era de inmadurez que socava la esencia misma de la ilustración. El proceso dialógico y pluralista del liberalismo institucionalizado se quiebra ante la imposición del discurso técnico del especialista estatal. “Lo público” se invoca como mejor per se. Ni la educación privada está privada de la intervención.
Dentro de toda esta introducción de carácter ontológico del proceso educativo, la realidad argentina nos presentó un ejemplo icónico de la ignorancia fomentada por parte del especialista. Santiago Goodman, líder de los docentes chubutenses( en el medio de una protesta sindical), acuñó una frase nefasta: “Que los alumnos aprendan a luchar es más importante que saber la raíz cuadrada”. El aprendizaje se convierte en una dialéctica constante donde el sujeto no puede salir de la dicotomización.
Es falsa la afirmación progresista de que se enseña con pensamiento crítico en el aula. En primer lugar, existe un problema de identidad. Se creen la alternancia cuando representan el statu quo, en segundo lugar, los contenidos enseñados en la escuela distan de una experiencia abarcativa de todo el espectro de ideas. Ni siquiera en el ámbito de lo no estatal (hablo por experiencia propia), se desarrolla una pluralidad de visiones. No pidas autores liberales porque serán acusados de neoliberales y pro genocidas. El estudiante que ingresa al secundario pasa por una cadena de aprendizaje donde el liberalismo es sinónimo de Jorge Rafael Videla y Pinochet. No exijas autores liberales porque ni los mismos profesores los conocen (y si lo hacen, no los dan en el aula).
La política es hegemónica en las clases. Todo se ve por medio del conflicto del momento, no se discute en apertura sino en imposición. El debate por el aborto reflejó que las posturas contrarias fueron censuradas y acusadas de fascistas en reiterados casos. Sencillamente si uno debía tener cierta posición para ser digno de pertenecer a la comunidad educativa. No vayas a expresar una opinión discordante porque la cacería la neo-inquisición te mandará a la hoguera. No respondas que no existe el neoliberalismo en los exámenes porque reprobarás por causa de rechazar el dogma.
Un día estaba en una clase de una materia ( que por cierto me gustaba mucho), el profesor en un tono de intelectual, nos concientiza sobre el paro docente del momento y afirma que sería genial que acudiéramos a esa marcha para salir de la burbuja. No teníamos la posibilidad de estar en contra. Sencillamente lo correcto para salir de nuestra “falsa conciencia de clase” era acudir a las masas.
Son tan pero tan críticos al capitalismo que ejercen su libre expresión propia de los derechos democráticos( principios lockeanos que ellos desconocen, realidad ajena en el socialismo real), desde un Iphone, desde su notebook de última generación y con su ropa de tiendas de Miami. Ellos te dirán que no es contradicción, sin embargo, no entienden que las condiciones de posibilidad de los disfrutes que gozan todos los días fueron bajo aquello que odian. Son una especie de consumidores sadomasoquistas, Les encanta consumir aquello que supuestamente los desfavorece o en realidad se suman al discurso bienpensante para no dejar la masa. La incertidumbre del individuo frente a la masa es gigante, enorme… Quienes hemos sufrido la soledad de la crítica racionalista (en términos popperianos) hemos adoptado en ciertos momentos un escepticismo esencial (en nuestra manera de ser humanos). Después nos damos cuenta que el cambio es posible aunque la lucha es dura.
El sujeto transitante del ámbito escolar no escapa a las redes del posmodernismo. Su experiencia se forja bajo el relativismo epistemológico y hermenéutico. La moral es secundaria en tanto diversidad de culturas y contexto con igual valoración (nuestra crítica al relativismo cultural no implica imposición de lo “mejor” por la fuerza). Venezuela no es una dictadura para nuestros especialistas. El Che Guevara es un héroe por la libertad a la vez que te dan la teoría feminista, evitan mencionar los campos de rehabilitación, Datos de la historia. Superfluos para el instructor pero que te guían en los senderos correctos de la vida.
Existe una realidad indiscutible. El modelo iluminista de educación como fábrica de ciudadanía está agotado, quebrado, arruinado. La escala de notas del 1 al 10 no aporta realmente solución alguna a los problemas del hoy. Se deben buscar nuevas dinámicas y estrategias. La llave no es el conflicto en términos de irresolubilidad. Tampoco lo es la visión represiva de lo educativo al estilo Onganía.
Feyerabend quizá fue muy idealista. Su nueva ilustración donde la ciencia y el Estado se convertían en asuntos separados, donde el especialismo estatal fuera reemplazado por la espontaneidad subjetiva y el pluralismo metodológico, queda lejos de nuestra existencia actual. Sin embargo, debemos encaminarnos en aquel camino donde modifiquemos nuestro sistema educativo de raíz.
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