La sociedad desinteresada.
A lo largo de los años vimos como paises pobres se transformaron en ricos y viceversa. La clave de la transformación, exceptuando casos muy particulares, es la cultura y valores que profesa una sociedad. Cuando se opta por el estatismo el fracaso es inminente, y nacen las sociedades desinteresadas.
Federico Keller Coordinador de Estudiantes por la Libertad. Estudiante de Economía en la Facultad de Buenos Aires |
En el mundo de hoy, en donde existen miles de millones de personas y del cual se tiene un gran acceso tanto a la información como a la desinformación, nos preocupamos sobre las diferentes problemáticas que surgen dia a dia y de las que están acentuadas hace ya bastante tiempo. La pobreza nos angustia, la tasa de desempleo nos sorprende, y nos alarma las dificultades que tienen los diferentes sectores de la población. De ahí que nace esa inquietud de cada uno en por qué pasan estas cosas y como se podrian solucionar. En ese mismo momento es cuando uno escucha una frase ya muy conocida por todos “es la falta de Estado” y de ahí se deriva su famosa solución “el Estado debe estar presente”.
Vamos a analizar un poco más de cerca estas frases, cuando uno dice esto lo que en realidad está haciendo es encargarle a un tercero toda la responsabilidad. Uno como individuo se desprende completamente de buscar soluciones y le encarga al Estado toda carga de conciencia.
Entonces ahora voy a poner esto en un contexto más económico, nace la demanda. Y de esta misma es que la oferta se acopla. Claro… para que los políticos se mantengan en el poder tienen que hacer lo que la gente les pide, lo “políticamente correcto”.
De esta manera es que un país empieza a entrar en un círculo vicioso que se va profundizando y del cual es cada vez más difícil salir. Se crea un poderoso proceso de retroalimentación negativa en donde se favorecen a unos pocos y, obviamente, la libertad se deja a un costado. No se limita el uso, y abuso, del poder y se limitan las decisiones individuales. La economía se regula y los incentivos se van perdiendo, se pierde el interés en producir y crecer, y lo importante pasa ahora a pagar impuestos y cumplir todas las regulaciones que el Estado te otorga. Cuando la economía empieza a caer y, al mismo tiempo, la pobreza y el desempleo se agravan, la gente demanda las mismas soluciones: “El Estado debe estar aún más presente”.
Veámoslo desde otro punto de vista, si una persona a lo largo de su vida no decide resolver sus propios conflictos y constantemente se los cede a un amigo o familiar, lo más probable es que sus problemas se agraven cada vez más.
Lo mismo sucede con toda la población de un país. Las acciones individuales deben ser las que rige una sociedad y el Estado no debe limitarlas. La solución no está en usar la coacción como medio para determinados fines. Si el gesto no es voluntario, el resultado no puede ser positivo.
Salir de esto es lo complicado, pero no queda otra, hay que salir. Como señala el economista, Manuel Adorni el Estado no tiene que darte una mano, tiene que sacarte las dos de encima. En ese momento es donde la individualidad empieza a florecer y los problemas a desaparecer, las soluciones no son mágicas, pero seguro que se encuentran en cada uno de nosotros.
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