Mi visión de la situación que vivimos muchos de los que adherimos a las ideas de la libertad en grueso de los ámbitos facultativos se puede representar de la siguiente manera: Hay un juicio, usted está en el banquillo del acusado, mientras que del otro lado se encuentra un acusador serial -el profesor en nuestro caso- que lo único que hace es presentar argumento tras argumento de una manera muy poco objetiva y profesional contra el acusado, centrándose en hechos que están teñidos de un desfase bastante importante de la realidad sumado a proseguir con un enredo que embauque al jurado -los alumnos-.
Acto seguido el juez -quien es ni más ni menos que el acusador- procede a preguntar si todos están de acuerdo con su presentación, acto seguido, el jurado procede a asentar con la cabeza un “Sí, entendimos” al unísono o un silencio digno de ultratumba -pista: la segunda opción refleja la ignorancia o falta de pensamiento crítico hacia los argumentos brindados u emulación de un juicio para un análisis- , a caballo lo cual, uno lógicamente podría pensar que el siguiente acto vendría a ser la presentación de los argumentos del acusado, pero cuando uno menos se imagina llega el equilibrio que yo denomino Coerción implícita.
Este elemento conceptual explica que el acusado no puede ni tiene que tener lugar para realizar una defensa de su posición dado que si lo hiciera, inmediatamente sería declarado culpable -en nuestro caso, se vería reflejado con un sin fin de connotaciones negativas que si ya estaban presentes, se intensificarían de manera concatenada, sumado en casos extremos a un grosero tono irónico que representa una falta de respeto hacia cualquiera que se atreva a pensar distinto, y para entender qué tan grave es este hecho, dicha situación se produciría de un profesor hacia un estudiante, hecho que no solo estaría demostrando una completa falta de calidad del docente sino también su débil potencial intelectual-. Un detalle de color del cual no puedo olvidarme, es el cual sucede con demasiada frecuencia y es preocupante, es de que en el caso de producirse un hecho que rompiera con esta situación, o sea, que el acusado tratara de mostrar de una visión distinta de los hechos que se vienen relatando, el jurado –en total complicidad con el juez– comenzará a componer una contraofensiva destinada a no dejar al acusado exponer su punto de vista, el cual, muy seguramente rompa con la piedra de la ignorancia tan arraigada en las mentes de cada uno de los individuos presentes al verse desafiada su propia versión de los hechos.
En rigor, todos estos contrapesos convierten el proceso facultativo en una verdadera experiencia tortuosa para cualquiera que quisiera presentar alguna opinión diferente de la que estamos acostumbrados a escuchar hablar con tanta soltura sobre cuestiones profundas como por ejemplo: economía, historia, justicia, relaciones internacionales, política, etc. Lo cual implicaría una estigmatización o blanco de ataque para los presentes en dicha cursada.
Teniendo en cuenta todo esto, me gustaría invitar y proponerles a los estudiantes liberales una vía de salida con la cual, me parece que se podría conciliar dicho problema, la cual consta de una herramienta que es capaz de dar batalla a estos problemas en donde uno es testigo de todas las injurias habidas y por haber hacia las ideas de la libertad o cualquier opinión que no sea políticamente correcta. La propuesta es simple y concreta, volverse docentes, con esta herramienta pedagógica en sus manos uno puede tratar de brindar, desde adentro, la posibilidad de que los alumnos que ingresen a la universidad, en un futuro puedan escuchar una voz distinta a lo que están acostumbrados a ver y escuchar en la pasarela de bibliografía que los obligan a leer y tal vez en algún momento con su trabajo despierten una serie de preguntas que representan un éxito como profesor: ¿Qué más hay?, o mejor aún: ¿Que otros temas trata el autor? y la mejor ¿ Que otros autores recomienda?.
Despertar intriga, interés, sembrar la duda, cuestionar, desafiar, es primordial en estos tiempos.
El artículo fue escrito por Elias Grandoli, siguelo en Twitter.
Este artículo expresa únicamente la opinión del autor y no necesariamente la de la organización en su totalidad. Students For Liberty está comprometida con facilitar un diálogo amplio por la libertad, representando opiniones diversas.